España es el país en el que se pagan más impuestos de Europa. Más que en Suecia, con la diferencia de que en Suecia tú pagas y ves lo que pagas; y en España, tú pagas y las carreteras siguen igual, las infraestructuras peor, las prestaciones sociales son un desastre y la sanidad ha caído en un pozo sin fondo. Entre otras cosas. El impuesto sobre transmisiones patrimoniales es un robo y el de documentos jurídicos, el que se aplica a las hipotecas entre otros, en Europa o no existe, por innecesario y arbitrario, o es infinitamente más reducido. En España, la Agencia Tributaria te embarga y luego te pregunta, como en el Oeste; te gastas millones en asesorías, aunque la empresa sea pequeña y no tenga con qué pagar a sus asesores y hay que andar con siete ojos para que Hacienda no te la meta doblada. Hemos construido un país abusador, del que, por supuesto, no se libran ni la derechona ni la izquierdona. A la hora de abusar, todos abusan. Y a la hora de mamar, todos maman. Por eso tenemos tan poco peso en Europa y por eso a los líderes españoles los marginan en las instituciones europeas, como han marginado a Sánchez y a su mujer, a los que les gusta más un viaje oficial que a un tonto un rotulador. Se ve que han viajado poco porque su avidez por el avión oficial, que también pagamos todos, es notoria. Aquí al que tiene una casa lo machaca el IBI, al que tiene un coche lo fusila también el ayuntamiento (pero no hay donde aparcar), a los jubilados les cobran el IRPF, como si no hubieran pagado ya lo suficiente. Y son sólo tres ejemplos. Luego sales a la calle y se te mete un pie en un bache, más añejo que el ron venezolano.
Publicado en Diario de Avisos