sábado. 07.06.2025

Por Andrés Chaves

1.- No hay un solo lugar de los que frecuento, y frecuento bastantes, en el que no se echen pestes de Zapatero . Es un clamor. Pero en la ejecutiva socialista del pasado fin de semana, el presidente del Gobierno, haciendo gala de un optimismo más que tontorrón, ha dicho que no va a adelantar las elecciones generales, ni tampoco a provocar una crisis de Gobierno. Espera Zapatero un milagro: que el rechazo hacia su persona y hacia su actuación, a base de reiterarlo, se vuelva a su favor. Esto es posible, advierto. Cree Zapatero también, y aquí sí comete un grave error, que los casos de corrupción instados contra el PP por el PSOE son un pasaporte para ganar las elecciones. Esto es un disparate. En la democracia española no se ha dado el supuesto de que el intento de politizar un asunto que se dirime en los tribunales, que decidirán en su día, se vuelva a favor de quienes lo denuncian, lo jalean y lo trampean. Tampoco la gente es boba, ni ignora que la Fiscalía del Gobierno (podría decir del Estado, pero prefiero decir del Gobierno) no ha actuado, al menos aparentemente, con la imparcialidad debida en el caso Gürtel, que para el PSOE es la madre de todas las corrupciones y del que el PP se echa fuera como puede. Son precisamente los fallos de imparcialidad los que mosquean a la opinión pública y convierte al Gürtel en un asunto de trincones, pero también en una trampa del PSOE al PP. Y ahí se equivocan los socialistas y pierden la razón.

2.- El empecinamiento de Zapatero de seguir con este Gobierno de risa también le pasará factura. Pero lo peor son sus mentiras y sus cobardías. En la primera parte del debate sobre el decretazo, ZP huyó y dejó a la pobre Salgado , con menos carnes que un telegrama urgente, sola ante el peligro del rechazo a las medidas del Gobierno por parte de la oposición. El domingo pasado, el presidente no acudió a Badajoz, al desfile del Día de las Fuerzas Armadas. Se imaginaba que iban a pitarle y envió a la ministra Chacón a que aguantara el chaparrón. Mira por dónde la política feminista de ZP le ha venido bien: dos ministras le guardan la cara a su presidente y lo escapan de otros tantos bochornos. Zapatero no puede salir a la calle porque lo abuchean. No se da cuenta aún de que la gente no lo quiere.

3.- Le ocurrió a Azaña , salvando las distancias, en sus últimos días como presidente de la República. La gente le gritaba. En una ocasión, una mujer que intentó propinarle un paraguazo se cuadró ante él y, agotados los insultos, le gritó: "¡Feo!". El político republicano se detuvo, se dirigió suavemente a la mujer que lo increpaba y le respondió: "Señora, le aseguro que de eso no tengo yo la culpa". A Zapatero comienzan a llamarlo de todo, aunque ignoro si alguien le ha recordado que tiene cara de Bambi.

achaves@radioranilla.com

"¡Feo!"
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