viernes. 29.03.2024

Han pedido la dimisión de un inocente edil del PP a causa de un insignificante comentario sobre el sobaco peludo de Irene Montero. Dijo el concejal así, más o menos: “Espero que si llega a ser vicepresidenta del Gobierno de España se quite los pelos del sobaco”. Si les digo lo que pienso, que suelo hacerlo, a mí la pelambrera femenina me pone. Será que estoy enfermo; o antiguo. Ahora les da a todas por afeitarse los altos y los bajos, cuando resulta que donde hay pelo hay alegría y que si la Naturaleza puso la greña ahí será por algo. El pobre concejal ha dicho que bueno, que no volverá a pedir que Montero se aligere la zona. Digo yo que si ella opta por el tirabuzón será porque le abriga o quizá por otras causas que ignoro y en las que no me voy a meter porque cada uno/una es dueño de cultivar papas en el sobaco o de segar el trigo en la tierra del desodorante. En España es noticia cualquier cosa: que la mujer de Abascal aparezca en bikini en las redes y que la Montero disfrute de una licencia pilífera; no hay solución de continuidad. En plena crisis y hablando de esto y de la operación de un tal Kiko Matamoros y de otras banalidades y no comentar lo guapa y elegante que fue Meritxell Batet a ver al rey Felipe. Serán republicanos, pero se arreglan que da gusto cuando pisan alfombras de la Real Fábrica de Tapices; ay. Con la llegada del mes en el que Hacienda no manda sus cartas negras supongo que estas noticias, ligeras como el viento, se multiplicarán y más con la delirante Carmen Calvo libre del brazo de su mentor, que se va al Coto de Doñana con Begoña. ¡Qué país, Miquelarena, qué país!

Publicado en Diario de Avisos

El sobaco de Montero
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