sábado. 03.05.2025

1.- Ayer, que fue domingo, me di una vuelta por el rastro de Santa Cruz. Ya tengo mis puntos de interés, además de unos polos chinos, de gran calidad, que venden a 10 euros los gitanos y que no desmerecen de los originales, como les he contado en alguna ocasión. De varias marcas, que omito, para no perjudicarlas, ni a los vendedores tampoco. Por ejemplo, un proyector de Super 8, nuevo, sin estrenar, lo saqué por 30 euros y, encima, el que me lo vendió se hizo un selfie conmigo porque era fan de un servidor. Hoy lo limpiaré, sobre todo la funda, que estaba infame, porque el aparato funciona, según el vendedor, y funcionará de verdad cuando me traiga el cable, que se lo había dejado en casa. Le compré también una caja de cartuchos de la OTAN, pero sin cartuchos, sólo el envoltorio de latón, siete euros. Espero que sea original. Muy interesante, por ese precio. Hay un cubano, Ernesto se llama, que me consigue cosas viejas del Puerto de la Cruz. Que no valen para nadie sino para mí. Tenía una caja de hierro de una empresa de Bruselas, rematada por dos grandes tornillos laterales, que no sé para qué sirve, pero desde luego sí para decorar. Estaba pidiendo 50 euros, ya va por 45. A ver si lo baja porque la pensión no me da para tanto. El otro día le compré dos viejos sifones de dos fábricas que había en el Puerto, la “Mary Luz”, de don Antonio Castro, y la “River Soda”, de don Cristóbal P. Rivero. Que tiempos, Dios.

2.- El rastro de Santa Cruz es interesante. Ya saben que tengo cierto complejo de Diógenes, aunque controlado, ordenado y limpio. Quiero decir que guardo pero que ordeno, pulo y pongo a punto. No tengo nada que no funcione. Pero cuando te vas a dar cuenta, las cosas no te caben en ninguna parte y dudo que, cuando me muera, alguien quiera eso. Mi profesión tenía que haber sido la de gangochero, pero me da que lo hubiera guardado todo para mí y no habría vendido nada. Me da mucha pereza levantarme de la cama por las mañanas, porque me acuesto entre las tres y las cuatro de la madrugada, pero resultó que el domingo tenía que ver a unos amigos a las 10 en el “Mencey” y me dio tiempo de ir al rastro. No aguanto sino una hora y cuarto caminando y con paquetes y, además, voy y regreso en taxi, que es mucho más cómodo.

3.- Me apetecía hoy hacer una crónica del día, no tengo ganas ni de hablar de Trump, ni de lo que pasa en Canarias, salvando las distancias. Interesante la entrevista que publica “El País” con el papa Francisco. Larga e interesante. Dice verdades como puños, se sincera y es al mismo tiempo muy prudente. Para ser un papa que no ve la televisión desde hace diez años –por una promesa— y que en el pasado se inquietaba con los periodistas, esta vez no lo parecía. Yo soy muy partidario de este pontífice, que se mira mucho en el espejo de Benedicto XVI, que me da que, en cuanto se muera, este papa lo hace santo. Sobre una posible abdicación dice que la pondrá en manos de Dios cuando ya no pueda más. Tiene 80 años.

El rastro
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