jueves. 15.05.2025

Por Andrés Chaves

1.- Juan Dóniz , de Coalición Canaria, portavoz del Ayuntamiento de La Orotava, declaraba a la prensa, el día 4 de marzo pasado, que el mirador de Humboldt, que lleva en obras desde que Franco era corneta del tabor de Regulares de Melilla, iba a ser abierto al público el día 12 del mes de junio de este año. Como es natural, esta fecha tampoco se cumplió y la instalación permanece cerrada a cal y canto. Esta es una obra maldita, que se han peloteado el Cabildo Insular y el Ayuntamiento de La Orotava. Construido por el Cabildo de Tenerife, según el proyecto del estudio Ascanio/Casañas , lo primero que se criticó a los arquitectos fue el muro de piedra que tapa la vista del valle. Si un mirador es para eso, para mirar, ¿por qué ponerle un muro delante que impide la visión? Curioso, le pregunté al arquitecto Casañas , que además es primo mío, por el asunto. Paco me respondió que el muro impedía que el humo de las guaguas que paran por fuera y de los coches que circulan por la carretera se metiera en el recinto. Bueno, no me dejó muy convencido, pero no será ahora cuestión de derribar la muralla. Más bien de abrirla.

2.- Luego se dieron cuenta de que el mirador no disponía de acometida eléctrica suficiente y tuvieron que abrir más de 500 metros de carretera para meter los cables de la tensión apropiada y conectarlos al transformador más cercano. Total, más de un millón de euros a añadir a lo presupuestado, que pagó el Cabildo. Harto del mirador, el organismo insular se lo endilga al Ayuntamiento de La Orotava, que lo recibe con alborozo y al parecer convoca un concurso para la explotación. Nadie se presenta. Y el Ayuntamiento llega a un acuerdo con no sé qué empresa, siguiendo escrupulosamente los trámites legales. La empresa concesionaria acomete nuevas reformas; de eso hace más de año y medio. Tengan ustedes en cuenta que el hotel Palace de Madrid se construyó en 11 meses. En resumen: el mirador de Humboldt continúa cerrado a cal y canto.

3.- A mí me daría vergüenza, si fuera edil de La Orotava, de que se mantenga esta situación. No sé qué estará pensando la empresa concesionaria, pero el mirador parece maldito. Siempre falta algo para que se abra. Estoy seguro de que cuando llegue el día señalado alguien se olvidará de la llave y habrá que abrir la puerta con un destornillador. Lamentable, de verdad. El mirador conmemora el lugar donde se arrodilló el barón Alexander Von Humboldt cuando vio el Valle de la Orotava. No hagan ustedes mucho caso del rodillazo, porque el científico era muy sensible, según su biografía, y cada vez que llegaba a un paisaje hermoso se echaba al suelo, como los jugadores malos de Segunda División. Pero, bueno, fue todo un detalle que la historia se encargó de sublimar adecuadamente. Por eso Humboldt merece un respetito.

achaves@radioranilla.com

El mirador
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