jueves. 15.05.2025

Por Andrés Chaves

1.- Nunca había recibido tantos e-mails deseándome la muerte. Quiero decir que entre mis lectores hay auténticos venados. Los hay que me quieren matar en un avión, otros pretenden que ocurra lentamente; algunos de cruel enfermedad. Fíjense: me desean la muerte -nada más y nada menos que la muerte- por defender a mi isla, por intentar evitar que nos tomen el pelo y porque no existan más injusticias de trato. Les aseguro que son infinitamente más numerosos los correos de apoyo, de discusión civilizada y de discrepancia educada, pero llaman la atención los más virulentos, cargados de odio, plenos de dureza. Yo ya no me asombro por nada; en esta profesión he recibido dedos cortados, por carta; un montón de mierda (que olí pero no abrí) a través de paquete postal; tantas cosas. Pero los deseos de que desaparezca de este mundo son nuevos.

2.- La única amenaza de muerte que he recibido fue por teléfono, de madrugada, siendo gobernador civil Julio Pérez . No sé si fue coincidencia, pero yo había declarado aquella tarde a favor de un brigada de la Guardia Civil en un proceso interno del cuerpo. El brigada era amigo mío y sabía que le estaban haciendo una putada. De esto hace ya muchos años. Esa misma noche llamaron a mi casa y me amenazaron de muerte. Yo me limité a comunicárselo a Julio, pero no pasó absolutamente nada nunca más. Jamás supimos si mi declaración -o mi silencio- había tenido relación con la amenaza. A declarar me acompañó una periodista amiga mía, Chusi Hernández , que recordará aquello.

3.- Los e-mails son un instrumento estupendo de comunicación. Pero yo no soy un entusiasta de la Internet, aunque revise esas misivas todos los días. Prefiero las cartas manuscritas a estas otras tan impersonales y electrónicas. Cada día recibo más mensajes y suelo responderlos de forma escueta y educada, aunque, por supuesto, no contesto a quienes me insultan, salvo alguna rara excepción. La gente anda muy crispada y no hay que tomarla en cuenta cuando se desboca, aunque te pongan a caldo de pota. Por lo demás, tengo la conciencia muy tranquila con relación a lo que escribo, siempre con la pluma dispuesta a rectificar si me equivoco. Pero en la defensa de Tenerife no me equivoco. No soporto ni los atropellos ni a los imbéciles que los cometen. achaves@radioranilla.com

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