viernes. 29.03.2024

Los sociatas y las televisiones -que vienen a ser lo mismo- andan disparatados con los huesos del viejo Franco, a los que han zarandeado a modo, incluso celebrando actos en sedes políticas por la nueva localización de esos huesos. Se han vuelto locos, pero en las encuestas no se mueven hacia arriba sino hacia abajo, a menos que cambien hoy. En su delirio, un reportero de cierta televisión ha dicho que el féretro se había cubierto con la pañoleta del Ducado de Franco, cuando se trataba de la bandera de la Cruz Laureada de San Fernando, la máxima condecoración militar que le fue concedida al general tras la guerra civil. Los familiares no han tenido más remedio que tragar, aunque dicen que Merry, una de sus nietas más discretas, mascullaba maldiciones frente a la ministra de Justicia. Franco, que tenía pánico a volar, fue conducido en helicóptero a Mingorrubio, en un autogiro militar, tras lo que Pedro Sánchez y Begoña podrán dormir esta noche a gusto. Yo, que no soy franquista y detesto las cosas impuestas, como las dictaduras, estoy sorprendido de que el traslado de este cadáver se convirtiera en obsesión para Zapatero, que andaba ayer como unas castañuelas, y de Sánchez, que es como Zapatero pero un poquito más listo, para lo cual no hace falta ser muy listo. Media España temiendo por las pensiones, por la crisis que viene y por Cataluña y ellos zarandeando al viejo militar, que sembró de cadáveres España, exactamente lo mismo que hizo la otra media España cuando la República perdió el control. Porque a estas alturas no sabemos cuál de los dos bandos mató más. ¿A quién hay que sacar ahora de su tumba para equilibrar la cosa? Este país de bárbaros ni siquiera sabe olvidar. Siempre tiene que estar jodiéndose a sí mismo.

Publicado en Diario de Avisos

Disparatados
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