sábado. 03.05.2025

1.- Los perros de Miguel Concepción intentan morder a personas honorables, con comentarios poco afortunados, y luego se quejan de que las cosas de su jefe aparezcan en los papeles. Las guerras se entablan para ganarlas. Pero cuando alguien contrata a indeseables para morder tobillos ajenos, que no se queje si los mordidos sacan la artillería. Esto le ha pasado a Miguel Concepción, que me parece una buena persona, pero que está investigado por la Fiscalía anticorrupción, lo cual no significa nada. O mucho. Ya le pasó una vez conmigo, que soy –o eso creo– su amigo, algo parecido: un tal Vargas me insultó gravemente en su televisión, agradeciéndome a su manera que yo lo hubiese recomendado para que lo contrataran. Y luego, a las puertas del juicio, cuando se vio perdido, se valió de algunos amigos para que yo lo perdonara. Y, a pesar de la gravedad de los insultos y las mentiras, lo perdoné. Exigí que rectificara, pero no sé si lo hizo o no. En realidad, daba igual. El sujeto ya pasó a mejor vida y no digo que me alegro, porque yo no me alegro de la muerte de nadie, pero lágrimas no derramé. No me salían. Miguel Concepción, que a pesar de sus largos años en los medios no ha aprendido nada de esta profesión, debe saber que el mundo no puede ser de los magos peludos que ladran en su televisión y en su radio (otros colaboradores no ladran, son serios). El mundo profesional del periodismo es de las personas formadas y con criterio. Insultar por insultar, repetir informaciones de un periódico que no son ciertas y joder por joder, sobre todo después de haber sido aliado durante un tiempo de la persona insultada, tiene poco recorrido. Así que no puede quejarse nadie de que un medio muy influyente, y en primera página, haya contado la verdad sobre la situación del amo de los canes. Y lo peor está por venir, según mis noticias. ¿Saben una cosa?: todos tenemos pelitos en el culo, lo que pasa es que se ven los de los demás, pero los propios, no. En fin, eso es lo que quería decirles. Porque hay lectores que me han llamado para que les explique algunas informaciones que implican a Concepción en un chanchullo del Cabildo de Tenerife. Informaciones contrastadas. Ojalá que Concepción entienda lo de los pelitos en el culo, aunque si quiere se lo repito más despacio. Controla, Miguel, que aquí no hay patentes de corso. Lo que hay son algunos medios libres que informan eso, libremente, no al servicio de nadie en concreto sino de sus lectores.

2.- Fui a La Laguna el otro día, al mercadillo de la Asociación de la Lucha contra el Cáncer. Muy interesante lo que se expone, aunque para mí, y en general, un poquito caro. Encontré una escribanía de roble que un amigo tuvo la bondad de regalarme (omito el precio) y un reloj de mesa art-decó, pequeño, que me compré yo por 65 euros que tenía ahorrados. Hay cosas muy, pero que muy interesantes en esa exposición/mercadillo, que se cierra el domingo. Entre ellas una buena colección de máquinas fotográficas, algunas de ellas antiguas, de fuelle. Este fin de semana iré para seguir viendo cosas, más despacio porque había partido de Champions ayer y no quería perdérmelo. Y porque, además, soy un pobre jubileta. Siento pasión por los relojes viejos y Damián tiene una colección notable de ellos, que él rescata y su padre repara con mucho acierto.

3.- Cogí notable sofoco en el partido del Madrid contra el Dortmund, anoche, porque aunque el Madrid jugó muy bien, una inoportuna bajona permitió a los otros, que corren como gamos, arrebatarle el partido. Pero no pasa nada. El lunes, en el sorteo de Lyon, nos tocará el Leicester, ya lo verán. No olviden que Zidane tiene suerte. Lo malo es que el primer partido se juega en el “Bernabéu”, nos toque quien nos toque, con lo que tendremos menos ventaja. De momento, tranquilidad.

Controla, Miguel
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