1.- A partir de ahora, y más tras ganar Pedro Sánchez sus elecciones internas, voy a hacer como dicen que hacía el fiscal Fungairiño, creo que ya jubilado: no ver en la tele sino los documentales de la BBC. Ni aguanto la pesadez catalana, ni el sectarirmo de Sánchez, ni la corrupción del PP. Veo los documentales de la BBC, o de la National Geographic, de la que, por cierto, soy miembro, y me aparto de informativos y de debates políticos. Porque, sencillamente, no puedo más. Han podido conmigo. Me han derrotado. Me considero un perdedor. Este país ni tiene sentido, ni tiene otros valores que los que le aporta el Real Madrid. Me rindo a los políticos, no los soporto, no quiero ni oír hablar de política, ni tampoco participar como mero oyente en los debates periodísticos sobre política. Me considero, de verdad, jubileta de todo, hasta de opinador sobre lo que ocurre en mi propio país, que se descalabra por momentos porque se ha empeñado en ello a sí mismo con tanto afán que me he asustado. Así que no voy a opinar del Carnaval de Puigdemont en Madrid, un tipo que no fue capaz de acabar la carrera, igual que Patxi López, que casi ni la empieza, un iletrado que no me aporta absolutamente nada, ni él ni su compadre Junqueras, que es más listo pero igual de desagradable. Yo sé que mi negativa a seguirles el juego me quita temas para escribir pero qué más da. ¿Ustedes creen que esto lo lee alguien? Y si lo leen, ¿ustedes creen que sirve para algo lo que digo? Yo, no. Cada vez soy más incrédulo. Qué decir de Iglesias Turrión. Igual que hago con Pedro Sánchez, cada vez que aparecen en la tele, la apago. No me interesa para nada lo que puedan decir. Y lo que diga Mariano Rajoy, tampoco. Que tengan vergüenza con lo que han hecho con el país.
2.- Me interesa mucho más el fútbol y espero que el Barcelona juegue la Liga de Andorra porque la de Francia tampoco se la van a dejar disputar, como al Mónaco. Si se celebra el referéndum será como los que organiza Maduro, no les quepa duda. Y todo el “procés” que se está produciendo en Cataluña me recuerda a la situación de Venezuela, un país que conozco muy bien. Tienen en Cataluña hasta leyes secretas que pondrán en práctica cuando sean independientes. Están absolutamente locos, locos de remate. Pero lo más que me extraña es que personas presuntamente cuerdas les sigan la corriente.
3.- Y ustedes se preguntarán por qué no hablo de Canarias. ¿Y qué pasa en Canarias para que yo pueda hablar de las islas? Aquí no pasa nada porque si hablo de las listas de espera, me cabreo; si hablo del estado de las carreteras, me cabreo; si hablo de lo sucia que está la isla, me cabreo; si hablo de que ni siquiera han tenido la decencia de aprobar los presupuestos, me cabreo también. No digamos si hablo de la maraña de leyes contradictorias que impiden las inversiones. ¿De qué coño hablo? Pues mejor me callo. Derrotado y cansado.