27 de junio de 2007, 14:53
Estoy, otra vez, en Buenos Aires. He venido a firmar un contrato. La ciudad está fría. El tango se cuela por las esquinas. Los bonaerenses tienen el invierno troquiado. Pero la ciudad del Plata no pierde su tradicional encanto y su empaque de toda la vida. Ellos añoran unas Navidades frías, porque julio y agosto son sus inviernos poderosos. En fin, estoy gozando aquí, de nuevo.
Andrés Chaves