1.- Joder, me resulta muy difícil hacer un resumen de lo que está pasando en el mundo y meter a Canarias por medio. A ver si soy capaz de descifrar este jeroglífico, porque en el título no me cabía la muerte del embajador ruso en Ankara, asesinado ayer mientras presentaba una exposición fotográfica. Su “liquidador” fue un joven policía de 22 años, que le disparó cinco veces por la espalda. El asesino fue abatido, también a tiros, por sus propios compañeros. Parece que el motivo del sujeto fue el bombardeo ruso sobre Alepo para acabar con el Daesh. En fin, que el diplomático, Andrey Karlov, pagó los platos rotos derivados de la decisión de Putin. Tampoco me cupo en el título la noticia de que el periodista Alfons Quintás, primer director de TV 3, presuntamente mató a su esposa, médico, veinte años más joven que él –la mujer tenía 57 años– y luego se quitó la vida con la misma escopeta. Una noticia triste. Yo nunca doy suicidios en mis crónicas, pero este es demasiado relevante para no referirme a él, por la naturaleza del hecho (una doble muerte) y por la categoría de conocidos de los protagonistas. Los Mossos encontraron una carta de despedida, por lo que suponen que fue un tiroteo pactado. Una pena. Y meter a Canarias en el asunto de la actualidad, esta vez política, es complicado. Un tal Lavandera, portavoz parlamentario socialista, ha dicho que el actual pacto es bueno para Canarias. Nadie se atreve a dar el paso. Es que hace mucho frío fuera y más ahora que ha nevado. Barragán ha pronunciado su frase lapidaria de la semana: “Como se vuelvan a levantar (los consejeros socialistas) del Consejo de Gobierno, no se sientan más”. Hay algunos, como la bella Ornella, que quieren poner pies en polvorosa. Pero, repito, hace mucho pelete fuera. Y Fernando, que es débil y está mal aconsejado, aguanta y aguanta y aguanta. Porque sabe que si rompe el Gobierno a lo mejor se queda sin sillón. Y se está muy cómodo en ese sillón, coño, sí señor.
2.- Más cosas de aquí, “Palabras sin tregua” es el título del libro de entrevistas de mi estimado compañero Álvaro Morales. Interesante. Publica una mía con un título sugerente y atrevido: “Me he inventado entrevistas e hice una mientras hacía el amor en mi cama”. Es verdad. Estaba en la radio y en la faena. Espero que el asunto no provoque escándalo, como casi todo lo que digo, y que sirva para perturbar a mis enemigos y para alborozo de mis amigos (pocos tengo). El libro todavía no está a la venta, me parece que lo presenta el 29. Lo presenta Juanito Cruz. Y ahora nos vamos a Berlín, donde anoche se produjo un atentado terrorista con 12 muertos y un centenar de heridos. En el mismo centro, cerca de la catedral derruida por las bombas aliadas y conservada tal y como quedó. Yo he estado allí dos veces, una con muro y otra sin él. Un monumento de la guerra por la paz esa catedral. Todavía el Gobierno alemán no confirma que ha sido un atentado, aunque lo sospecha. Muy parecido al de Niza. Con un camión. El país está preocupado por la avalancha de refugiados y consternado por la violencia que podría soportar. Como la de anoche.
3.- Me preocupa lo de Venezuela. El animal de Maduro, no sé si aconsejado por Monedero o por otro igual, retiró los billetes de 100 euros para dar entrada a otros de 500, porque ya el bolívar no vale nada. Y ello provocó la ausencia de dinero en la calle y ayuda, cómo no, a la inflación, que ha superado el 700%, una cifra escandalosa. Parece que Maduro ha vuelto sobre sus torpes pasos y ha decidido revalidar el billete marrón por unos días; pero eso da igual. El mal está hecho. En Ciudad Bolívar, capital del estado fronterizo con Brasil, de 400.000 habitantes, cientos de comercios fueron asaltados por la gente, en busca de comida. Hay muertos y muchos heridos. Ni la policía ni el Ejército hicieron acto de presencia. Los propietarios de las tiendas se defendieron con lo que tenían a mano, bates de beisbol y alguna que otra arma de fuego, intentando detener a la turba hambrienta. Yo creo que ha llegado la hora de que el bruto dé un paso a un lado y entregue el poder. ¿Pero a quién? Pues a los legítimos representantes del pueblo, a la Asamblea Nacional. Venezuela está en guerra civil desde hace mucho tiempo, lo que pasa es que mientras las Fuerzas Armadas estén de parte de los bandidos no hay nada que hacer. ¿Y a dónde va Maduro? Dicen que se ha comprado casa en Moscú. ¡Que Dios nos asista, pobres rusos! La mitad de los militares de alto rango, o más de la mitad seguramente, tienen a sus esposas, madres e hijos fuera del país. Ayer un amigo que sigue en Caracas, atrincherado, me dijo que había tanquetas en muchos barrios de Caracas y un gran despliegue militar y de la Guardia Nacional. Pero las morgues siguen llenas de cadáveres, porque la violencia en Caracas, la ciudad más peligrosa del mundo, está arraigada en una parte de la sociedad. Ya no ves extranjeros por la calle y en algunos barrios se han organizado compañías de defensa ciudadana. Un auténtico desastre. Y el bruto sigue ahí. ¿Por qué no se manda a mudar, fracasado del todo el chavismo?