Por Andrés Chaves
1.- Podíamos haber tenido una expansión maravillosa hacia el norte. Las Teresitas hubiera sido un vergel: más puestos de trabajo, hoteles, apartamentos de lujo. Una maravilla. Triunfó la política y el changa. El changa no quiere sino polvo, ran ran y chancleta. La política, al menos en Canarias, derribar al rival, hundirlo. Y, de camino, a empresarios decentes que tuvieron una buena idea. Al juzgado con ellos. Y una instrucción errática y un secretismo sumarial que establece récord mundial los ha hecho a todos sospechosos. Y el Estado se ha gastado millones en descubrir nada. ¡Bravo! Parque Marítimo. El origen es un lío de faldas. Una bella mujer que llegó del frío -como en la película de James Bond - echó a pelear a las dos partes. ¿Por qué no se pueden celebrar bodas, bautizos y bacanales en el parque? ¿Por qué ha de limitarse al baño? ¿Por qué no puede haber música, y restaurantes? ¿Por qué no puede nacer allí una zona de ocio cojonuda para que Santa Cruz sea más divertida? ¿Por qué, díganme por qué? ¿Por qué el no a todo? ¿Por qué la envidia, el chinchar al otro? ¿Por qué alguien sensato no pone fin a este disparate?
2.- Granadilla. Unos supuestos sedabales, de los que nadie ha oído hablar, paralizan el puerto. Ya no habrá ayudas europeas. Ya no tendremos puerto industrial. Se pone en grave peligro la energía producida por gas. Se da un paso atrás. Nadie recuerda que la población de estas islas vive del turismo. Y entran en juego los ecologistas. Vean lo que consiguieron con lo de Vilaflor. ¿Han mirado para los postes de luz en la autopista del sur? Pues son los polvos que trajeron los lodos de Vilaflor: sólo hubieran sido cuarenta pinos menos y una repoblación de 200, que se desechó. ¿Lo encuentran lógico? ¿Ven bonito lo de la autopista? Que respondan los pontífices de la belleza.
3.- Un empresario construye un parque comercial en La Orotava; a denunciarlo. El alcalde quiere eliminar las ruinas del teatro Atlante; a por él. Se pretende construir un golf en el erial de El Rincón; a machacar a los promotores. Esta isla no tiene puertos deportivos (Mallorca dispone de uno cada cuarenta kilómetros). Esta isla es una isla changa donde las haya, porque el changuismo se ha impuesto indisolublemente y el no a todo y la oposición por la oposición y la política de derribar la obra del otro se encuentran a la orden del día. Uno se aburre soberanamente de estas peleas, de estos metisacas y de esta bobería que juega con el futuro de Tenerife de una manera permanente. Ah, en Las Teresitas no aparca ni Dios, pero hay que derribar el mamotreto. Changas, que son unos changas.
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