martes. 23.04.2024

El tiempo me ha vuelto a poner en contacto con mi viejo amigo Tomás Cano Pascual, delegado que fue de Spantax en Tenerife. Tomás asesora ahora a Air Panamá, una compañía aérea familiar que realiza vuelos interiores en ese país y algún que otro internacional. Un modelo interesante de línea aérea privada, que incluso posee un aeropuerto propio en la capital panameña. Tomás Cano es uno de los personajes clásicos e históricos de la aviación en Canarias en los difíciles años setenta, que fue una década de crecimiento de la aeronáutica comercial en este archipiélago. Todavía operaba la compañía con aviones de hélice (DC-3 y DC-6) y con los rapidísimos y hermosos Convair Coronado, reactores concebidos como bombarderos y que luego pasaron a la aviación civil y posteriormente se convirtieron en aviones cisternas. Uno de ellos ha quedado aparcado en el aeropuerto de Palma y se pretende, yo creo que con mucho sentido, convertirlo en museo. Vale la pena. En su tiempo fue el avión más rápido de la aeronáutica comercial mundial. Uno de ellos se accidentó en Los Rodeos, con un resultado fatal, en la zona de El Ortigal. Tomás Cano vivió una época apasionante de la aviación en Canarias, fue amigo de una de las fundadoras de Spantax, la exazafata de vuelo Marta Estades, y trabajó para la familia Bay (su patriarca fue el principal propietario de Spantax) con competencia y lealtad. Posteriormente fundó la actual Air Europa y mereció mejor suerte y justicia cuando la familia Hidalgo se hizo cargo de esta compañía, hoy una de las mejores del continente europeo. Iberia y su consorcio hispano-británico han hecho una oferta de compra a los Hidalgo por 1.000 millones de euros. Es un placer volver a hablar con Tomás, un experto en aviación de los de verdad, amigo y excelente persona. Vive en Palma y trabaja para Panamá. No está nada mal.

Publicado en Diario de Avisos

Aquellos tiempos
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