jueves. 15.05.2025

Por Andrés Chaves

1.- Los fanáticos islamistas han inventado un nuevo procedimiento para matar, porque se pasan el día inventando procedimientos para matar. Pero esta vez han rizado el rizo. Se trata de un supositorio que, introducido en el recto -como todos los supositorios-, explota. Y no sólo mata al suicida, de una manera no poco ignominiosa, sino que puede hacer daño alrededor. El supositorio de la muerte es un tanto indetectable por las máquinas convencionales de seguridad y ha sido probado con éxito, según apuntan los periódicos, a los que les encanta dar noticias de este tipo. El mundo musulmán, el fanático, no para de fabricar artefactos para eliminar a los demás. La cosa es crear zozobra en la sociedad, que asiste, atónita, al espectáculo de ver cómo unos eliminan a los otros en países tan lejanos como Afganistán, Irak, Arabia Saudí, el Líbano y demás. Antes, las guerras eran a cañonazos; en el futuro puede que las guerras sean al supositorio limpio. Es decir, uno se mete en el culo el artilugio, se pone al lado del enemigo y, ¡pum!, explota el suicida y se lleva con él a tres o cuatro o cinco más. Tiene el sistema la ventaja de que el supositorio cura de raíz las almorranas más contumaces al que lo porta y hace explotar.

2.- La bomba ya ha sido probada en un palacio saudí. El objetivo era un príncipe, que salió ileso. El terrorista tenía alojado el supositorio mortal en el colon y lo hizo explosionar valiéndose de un teléfono móvil. El invento es de Al Qaeda y puede ser letal en los aviones. La policía francesa ha informado ya a su Gobierno de la existencia de estos sistemas de destrucción. En el caso del palacio saudí, el terrorista suicida saltó por los aires, fraccionado en 70 pedazos. Sólo unos rayos X apropiados podrían detectar la presencia del artilugio en el recto o en el colon de los suicidas. Esta nueva modalidad de matar inquieta a los responsables de la seguridad en occidente, que ven cómo los terroristas van más deprisa que los propios sistemas para impedir los atentados.

3.- Como suele ocurrir siempre, la realidad supera a la ficción. Desde que destruyó las Torres Gemelas, Al Qaeda amenaza a la civilización occidental. Destina muchos millones de dólares, que pueden salir de la droga, del tráfico de armas y de otras actividades ilícitas, sencillamente a matar. Sus fanáticos disfrutan con la destrucción, dirigidos por esos locos a las órdenes de Bin Laden . ¿Por qué no han cogido a Bin Laden? ¿Quién puede esconderse hoy en día en cualquier lugar del mundo? Bueno, las respuestas son para todos los gustos. Pero yo soy un escéptico y creo que hay muchos Bin Laden. Muchísimos. Ahora nos envían un nuevo regalito envenenado. El supositorio de la muerte. La noticia preocupa a todos los expertos en seguridad, que deberán inventar urgentemente nuevos sistemas de detección para añadir a los ya existentes en aeropuertos, estaciones de trenes, puertos, etcétera. Esta sociedad seguirá sin dormir tranquila, un día y otro día.

achaves@radioranilla.com

Y ahora, la bomba supositorio
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