jueves. 15.05.2025

Por Andrés Chaves

1.- Parece mentira que más de 30.000 fotos en color y en blanco y negro quepan en un pequeño pen drive de 16 HG. Lo acabo de comprobar al cambiar de ordenador el soporte informático del archivo fotográfico que he regalado a Garachico, contenido en ese pen drive que entregaré al Ayuntamiento de la Villa y Puerto en estos días (ya la archivera municipal custodia el soporte en papel desde hace meses). Llevo más de cuarenta años haciendo fotos y guardándolas. Fotos de todo tipo: de mis viajes, de mis reportajes, de los personajes que retrataba mi amigo y compañero Trino Garriga , las postales que han dado color y luz a mi docena de libros de imágenes del pasado. Todo está ahí, en ese archivo, a disposición de los investigadores, que todavía se irá incrementando, pues con la mudanza ha aparecido alguna que otra cajita llena de fotos. Como curiosidad diré que, agotada la capacidad del pen drive, se quedaron fuera ¡tres fotografías! Parece increíble. Ayer estábamos pasando de disco la colección y sentí cierta emoción al ver algunas instantáneas de tiempos pasados. Tal como éramos.

2.- El archivo pasa revista a todo un siglo, pues las postales que se incluyen en él, casi todas de principios del XX, consiguen este relumbrón. Se trata de una valiosa colección de tarjetas, más cotizadas por lo romántico que por lo material, del Tenerife de los años en que la isla no se parecía en nada a la actual. También figuran en la colección personajes de la política de los años de la Transición, para mí, y supongo que para ustedes, tan determinantes. Un archivo fotográfico es un tesoro, sobre todo para los que quieran tirar de él en tesis doctorales, libros del pasado, historia de la política, etcétera. Es de imaginar que Garachico meterá en la red esta colección, aunque esto ya no depende de mí.

3.- Muchos amigos se preguntan por qué me he deshecho de parte de mi biblioteca y del archivo fotográfico. Pues porque uno se aburre de reunir cosas y, sobre todo, porque deseaba que mi pueblo -el Puerto de la Cruz- y mi segundo pueblo -Garachico- pudieran guardar lo que durante tantos años he reunido. El Puerto no ha encontrado todavía hueco para desplegar mis libros; y a Garachico envié hasta las vitrinas donde se guardaba el archivo fotográfico, los sobres y cajas antihumedad, especiales, y ahora el soporte informático. Me encantaría que esos libros fueran consultados con entusiasmo y que esas fotos sirvieran para retroceder en el tiempo, algo tan hermoso porque del pasado se aprende, de la nostalgia se alimenta el ser humano. Así que me quedé muy aliviado cuando cumplí mis dos voluntades. Espero que no las últimas voluntades.

achaves@radioranilla.com

30.000 fotos
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