viernes. 02.05.2025

Entre nuestra legión de informadores tenemos algunos que caerían fulminados al suelo si se mordieran la lengua, auténticas lenguas de triple filo. Uno de estos informadores nos ha contado la penúltima historia del Sargento Alatriste -ya saben, ese al que le rebajaron de Capitán por lo malo que es en los menesteres de la política de Estado-, que tiene que ver con determinada y exquisita comida. El caso es que parece que el Sargento Alatriste es nada más y nada menos que alérgico al marisco. Pobre, con lo rico que está y con la energía que da. Con lo bien que le vendría para afrontar su atropellado final de legislatura. Bueno, desde aquí, y haciendo un gesto de generosidad, le invitamos a que nos envíe todos los kilos de marisco que no quiera. Serán bien recibidos. Por cierto, y esto no nos lo cuenta nadie porque salta a la vista, este muchacho cada vez está más inflado. ¿La razón? Debe ser porque no cabe en sí mismo de gozo después de que le hayan vuelto a permitir sacar a relucir su afilada espada. ¿Se la cortarán algún día? Creemos que sí.

EL SARGENTO ALATRISTE Y EL MARISCO
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