Aquí parece que las tempestades dan vida a algún que otro sector político. Las RECIENTES declaraciones de Isabel Déniz han propiciado una importante explosión de protestas de la oposición . Entendemos que por estos lares se debe serenar el patio e intentar lograr un estado de tranquilidad importante para dotar a Arrecife de una ordenación urbanística que posibilite un desarrollo armónico y socialmente justo de la capital conejera, que permita mirar el futuro con alguna esperanza.
El urbanismo tiene en cualquier lugar de la geografía lanzaroteña las suficientes controversias y malas vibraciones como para inquietar seriamente no sólo a la clase política, que es su obligación, sino también para el mundo empresarial siempre dispuesto a sacar la mejor tajada posible de un territorio que por frágil necesita un mayor cuidado y, por supuesto, una mejor protección.
Por estas calendas las ratas depredadoras tienen que desaparecer de la faz de esta tierra nuestra porque, de perder el encanto natural Lanzarote, caeríamos en el campo triste de la vulgaridad paisajística. Los protagonismos, los bolichazos, los pelotazos que algunos denuncian, si existen, deben desaparecer de nuestro horizonte pero ya. Así que el “lorito”, la “panchona” y sus secuaces deben ser especies a extinguir sin dilación por quien corresponde.
