El apelativo tentaciones es sugestivo sobro todo el que se refiere a las tentaciones eróticas que dan “gustirrinín”. Lo malo es que estas tentaciones sean sufragadas con dinero público porque aunque el erotismo es hasta saludable lo que no nos parece decente es que algunos se “revuelquen” y los contribuyentes paguen.
El negocio de la carne, carne carnal, creo que es super rentable para quienes cobran, nos dicen que quienes tienen este tipo de negocio se forran y algún que otro capitoste lo ha debido entender así porque ha montado su chiringuito en donde hacen prácticas dictadas por el kamasutra.
El “lagartija”, la “araña” y el “santito” suelen ser habituales en estos centros de disfrute, bueno estos centros y también en caletas semiocultas. Nosotros no somos precisamente “santones “ pero claro, todo tiene un límite y el límite lo marca el pudor y el respeto a las perras de los demás. Pronto les daremos la situación geográfica de estos lugares de tentaciones.
