Con reiteración, con machacona insistencia, hemos dicho que el verbo que más y mejor se conjuga en política es el de mentir. Si un día se nos ocurre publicar la cantidad de barrabasadas que algunos profesionales de las ciencias políticas han hecho públicas no cabrían ni en volúmenes tipo Espasa-Calpe. En esta dirección, el “Sefardita” y la “Sefardita”, y no digamos nada del “Rebuzno”, son auténticos maestros que han creado escuela en este menester repugnante. Lo malo es que ni locos/as tienen propósito de enmienda, por cuanto de ello y de la más rastrera de las adulonerías viven en la opulencia.
Por cierto, que cuando hablábamos ayer de asesores incompetentes, tenemos que decir hoy que haberlos haylos que sí que dan la talla, que son “leídos y escribidos”, y claro está que para estos doctos señores nuestro respeto y nuestra máxima consideración. Quede claro que aquí, en el capítulo de los doctos, no podemos incluir y no incluimos ni al “Cojitranco” ni al “Barrilete”. La verdad de verdad.
