Parece que algunos ineptos no se cansan un día sí y otro también de estar tocando las narices al personal. Es el caso del Petudo y del Judio, que si no tienen bastante con estar un día sí y otro también aguantando un tremendo pitido de oídos (se creen los toletes que lo que les dicen algunos por delante es lo mismo que les cuentan luego por detrás a los demás), ahora se dedican a intentar dar lecciones a los demás de algo de lo que carecen por completo, de ética. Lo del Petudo es de juzgado de guardia, porque este pobre no da mucho de sí. Pero lo del Judío es peor, un lobo con piel de cordero al que la sociedad lanzaroteña tiene perfectamente retratado. Pronto se le pasará factura por ello. El tiempo coloca a todo el mundo en su sitio, y a estos dos personajillos los va a situar a la altura que merecen sus muchas fechorías. Y es que se piensa el ladrón que todo el mundo es de su misma condición. En lugar de dedicarse a trabajar, si es que saben lo que es eso personas que han vivido casi siempre del cuento ajeno, están un día sí y otro también enredando, utilizando a gente como el Miserias o el Barrilete para perpetrar sus absurdas fechorías. Nos cuentan que su obsesión por el enemigo es casi enfermiza, cosa que desde luego por aquí molesta más bien poco. Lo contábamos en la edición anterior: ladran, luego cabalgamos. Por cierto, y hablando de todo un poco, no se pierdan lo que va a suceder la próxima semana. Algunas carcajadas van a trascender más allá de nuestra maravillosa playa del Reducto.
MÁS DEL PETUDO Y DEL JUDIO
20 de agosto de 2007, 14:51