viernes. 29.03.2024

LO QUE LA AVENIDA PUEDE TRAER

Un asunto tan poco polémico desde el punto de vista político ha destapado con toda su crudeza la realidad que se disfrazaba en Arrecife: que el PSOE y CC ya no se soportan. La gestión del paso del tráfico por esa zona de la capital lanzaroteña puede ser la excusa perfecta para la búsqueda de una nueva alianza. Los nacionalistas de Tenerife estarían encantados de que la liebre también saltara por la parte más oriental del Archipiélago

No existe ya nadie en Canarias que siga más o menos la política diaria que no conozca las enormes dificultades que tienen Coalición Canaria (CC) y Partido Socialista (PSOE) para entenderse. Dificultades a todos los niveles, y con importantes enredos que amenazan seriamente con la estabilidad prácticamente allí donde se han juntado, incluso en lugares donde se unieron sin la ya manoseada pegatina del pacto en cascada.

Hace tiempo que se perciben unas ganas locas en algunas islas por hacer que todo salte por los aires. Especialmente en Tenerife, donde los problemas entre nacionalistas y socialistas ya están enquistados en la epidermis social más compleja del Archipiélago. Y allí, en la isla picuda, está claro que los que más ganas tienen de guerra son los representantes de CC, o de la Agrupación Tinerfeña de Independientes (ATI), como les gusta decir a algunos para hacer ver como que son otra cosa distinta a los coalicionados. Si bien es cierto que la guerra de guerrillas la inició allí el PSOE, que ha saltado por los aires como consecuencia de ello en más de tres ocasiones (todo comenzó cuando Santiago Pérez fue incapaz de encajar que no iba a ser alcalde de La Laguna a pesar de haber obtenido un magnífico resultado electoral que le dejaba a un solo concejal de la mayoría absoluta), no deja de ser menos cierto que el clima bélico actual tiene como protagonistas a la gente de Coalición. Lo intentaron con la bofetada de Granadilla de Abona, pero la cosa se calmó. Y lo han seguido intentando desde entonces, con acciones de enfrentamiento como la vivida días atrás con el presidente de su Cabildo, Carlos Alonso, de protagonista, y la consejera de Obras Públicas del Gobierno canario, Ornelia Chacón, de víctima propiciatoria.

Lo que todo el mundo debe entender para encajar las piezas de este puzzle es que Fernando Clavijo, además de presidir el Gobierno canario, es secretario general de CC en Tenerife. Por tanto, cuesta creer que no esté al tanto de todo lo que están haciendo y de todo lo que quieren hacer sus compañeros de partido. Y si en Tenerife lo tienen tan claro es porque les salen las cuentas, porque saben que tienen relevo en el Partido Popular (PP) y en otras formaciones para completar los huecos que dejaría la salida del PSOE de los gobiernos de pacto, asumiendo eso sí algún daño colateral que no estropearía el verdadero objetivo.

Los guerrilleros de coalición, además, están apostando seriamente por el cambio de alianza, y no sólo por la evidente ventaja que supone gobernar con aquellos que gobiernan y seguirán gobernando en Madrid, sino por el desgaste que se está produciendo en el día a día entre dos socios a los que cada día que pasa les cuesta más entenderse. Quedan tres años de mandato en el Ejecutivo autonómico, y los nacionalistas no ven nada claro que se pueda seguir así durante mucho tiempo.

El caso de Lanzarote

El caso de Lanzarote comienza a ser parecido al de Tenerife. La guerra interna que vive el PSOE también en la Isla no ayuda mucho a evitar el deterioro de la relación. Sobre todo en Arrecife, donde es un secreto a voces que nacionalistas y socialistas ya no se soportan.

Es tan secreto a voces que ni siquiera disimulan los unos y los otros cuando se les pregunta en las radios locales. La última a cuenta de la Avenida, un asunto aparentemente sin importancia política que se ha ido enredando por las ganas de ambas facciones de enredarlo. Cuando salió la nueva alcaldesa de la capital, Eva de Anta, soltando aquello en COPE Lanzarote de que no sabía si al terminar la entrevista iba a llegar a su despacho y se iba a encontrar un nuevo cambio de postura de sus socios de Gobierno, y luego el concejal Jacobo Lemes dijo en la misma emisora que ellos no sabían si al llegar al Ayuntamiento se iban a encontrar a otro alcalde del PSOE, quedó claro cómo está el patio en estos momentos.

La necesidad obliga, y obliga sobre todo al disimulo. Porque cuando llega la ocasión, disimular disimulan muy bien. Es cierto que CC ha cambiado de postura con el tema de la Avenida, con optar ahora por dejar que el tráfico circule por el único lugar que puede circular en esa zona y en una única dirección, que ha sido desde el principio la opción más sensata que ha defendido también este medio. Y no lo han hecho por tocar las narices a sus socios de gobierno, como ha sido interpretado en las filas espinistas. Cuando quisieron tocarles de verdad las narices fue cuando solicitaron la convocatoria de la Mesa de Seguimiento del Pacto que jamás se reunió. Fue el momento en el que Dolores Corujo y David de la Hoz se vieron obligados a solventar el problema en Tenerife. Pero fue un cierre en falso. Sin embargo, en el PSOE, un tanto cansados también de recibir patadas en la espinilla, se han tomado el tema de la Avenida como si fuera un asunto de vida o muerte. Y tal vez estén midiendo mal sus fuerzas y calculando mal la jugada, porque lo mismo se convierte en muerte, la muerte política de una alcaldesa que podría durar menos en el cargo que un dulce en la puerta de una escuela.

Esto no es una especulación. Nos consta que se están produciendo movimientos, algunos de ellos de máximo nivel y fuera de Lanzarote, para concretar el futuro de la tercera capital de Canarias. La opción más lógica atendiendo a los números sería una alianza entre CC, PP, Partido de Independientes de Lanzarote (PIL) y Ciudadanos. Es esta última formación la que tiene verdaderamente la sartén por el mango. Este mismo martes el concejal Víctor Duque no se mostró tan contundente como lo han hecho en otras ocasiones a la hora de negar cualquier posibilidad de que tanto él como su compañera se integren en un Gobierno distinto al actual. Sabe, como sabemos todos, que las cosas en Ciudadanos también están cambiando, y que ya no son tan categóricos a la hora de afirmar cosas de las que luego se pueden arrepentir. ¿Y cómo es posible que se hable ahora de Ciudadanos como recambio de gobierno al PSOE? Por la sencilla razón de que la formación que lidera Albert Rivera ha cambiado también de criterio en eso de los pactos y de la gobernabilidad, como se ha demostrado en Granadilla. Se han dado cuenta de que no es muy práctico eso de empeñarse en estar en la oposición si no consigues ser primera opción política, y se han dado cuenta de que todos los nacionalistas no son iguales, y que CC es un partido con el que se puede hablar y con el que se pueden estrechar lazos de entendimiento sin tener que saltarse ninguna de sus líneas rojas.

¿Hay movimientos por la izquierda? Por supuesto. Sería estúpido pensar lo contrario. Es más, algunos creen que la expulsión de Andrés Medina del grupo de Somos en la capital no es casual. Algunos podrían tener la tentación de pensar que con esa expulsión se aseguran un voto menos en una hipotética moción de censura. Si fuera así, se trata de una jugada arriesgada, puesto que otros van a pedir que se aplique la ley en vigor y Somos pierda el grupo propio que se ganó en las elecciones locales. Eso significaría que sus dos concejales tendrían que pasar al Grupo Mixto con Ganemos y con Ciudadanos, perdiendo así lógicamente los privilegios que tienen actualmente.

Ante la sospecha de que se pudiera realmente estar planeando una moción de censura en el dividido PSOE también se están moviendo. Su problema, como lo ha tenido CC, es el número. Pero de números también hay gente que sabe en el PSOE, especialmente el que dicen que asesora a la actual alcaldesa, el ex secretario general Carlos Espino, el mismo que sorprendió a los nacionalistas cerrando en su día por sorpresa un acuerdo con el PP que hizo alcalde a Cándido Reguera. ¿Estamos en un escenario parecido? Todo hace indicar que no.

Es más, este enorme capítulo de la especulación, que como ha reconocido en la emisora de este grupo la portavoz de Ganemos, Letizia Padilla, podría quedarse en nada, puede derivar en que los que no se aguantan no tengan más remedio que seguir aguantándose. La solución parece que va a llegar antes de lo esperado.

Ahora, esa opción planteada por el presidente del PP en Canarias, Asier Antona, de que alguna vez se entiendan PP y PSOE también sigue en el aire. Es la más compleja, pero estar está.

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