Estamos cansados de la cantidad de aprendices de manipulador que andan sueltos por el hiperespacio. Lo decimos porque hemos detectado (es tan sencillo como borrar los mensajes y comprobar las direcciones de los ordenadores de los que proceden) que existen dos o tres individuos/as -no son más- que se dedican de forma sistemática a cuestionar el trabajo que se realiza en nuestra edición digital, diga también lo que diga el estudio de don Carlos, y ahí están las estadísticas oficiales para comprobarlo y el evidente seguimiento que todo el mundo sabe que se produce, la más leída de Lanzarote. Insistimos, no la segunda más leída, la más leída. Tonterías como que no se puede utilizar una foto de archivo para ilustrar una información o mensajes constantes sobre la censura que todo el mundo que opina con libertad y sin pasarse de las lógicas rayas que se imponen sabe que no se aplica se han convertido en el cuento de moda. Aquí nos conocemos todos, y por suerte para nosotros (nuestro trabajo nos ha costado), tenemos un increíble -todavía no nos creemos las constantes cifras de visitas que aumentan cada mes- número de lectores que cada día siguen nuestro trabajo. De vez en cuando tenemos que dar un toque de atención a estos ineptos, cuya procedencia podemos imaginar, para que se dediquen a trabajar y se dediquen menos a tocar las narices al personal. El éxito de cualquier trabajo, y en la prensa también pasa, reside en el esfuerzo constante y en la aplicación del talento. Si no se tienen ninguna de estas dos herramientas es inútil esforzarse. Sigan tocando las narices, sigan ladrando, que seguiremos cabalgando.
