martes. 06.05.2025

Recuerdan nuestros lectores más despiertos, y si no lo recuerdan para eso estamos nosotros, que cuando se aprobó aquel reconocimiento de deuda por parte del Cabildo insular en el que se abarcaba una cantidad aproximada de 10,8 millones de euros absolutamente extrapresupuestarios la interventora en funciones, Gloria Rodríguez Hernández, manifestó que muchas de las facturas que se presentaron ya habían sido reparadas por Intervención, pero que con el fin de cumplir el principio jurídico de no enriquecimiento injusto por parte del Cabildo se deberían aprobar las mismas. Sin embargo, también dejó dicho, y está recogido en los documentos oficiales, que también se deberían depurar, en su caso, las responsabilidades a que haya lugar. Pese a esta clara advertencia de la interventora en funciones, parece que hay evidencias de que no se ha hecho frente ni caso alguno a esa responsabilidad. Es curioso, porque encima de la mesa de la redacción en la que se escribe cada día El Zurriagazo hay tres curiosas (más que curiosas) facturas que se han presentado al Cabildo y que ascienden en su totalidad a 115.973,78 euros (más de 19 millones de pesetas), todo un pastoncito, que son un tanto abstractas. Y decimos que son un tanto abstractas porque el concepto de las mismas no queda demasiado claro. Vamos, está bastante oscuro. A pesar de su abstracción, las tres facturas se pagaron religiosamente, como suele pagar religiosamente el Cabildo a todos sus proveedores. Aquí nos preguntamos si antes de que se efectuara ese pago los paganinis de turno se fijaron en las facturas que abonaban, nos preguntamos sobre todo si indagaron algo sobre el concepto en el que se basaban las cantidades. Mucho nos tememos que se pagaron sin más, porque en las facturas poco o nada se dice sobre el servicio prestado. Que nadie se preocupe, porque ampliaremos la información para intentar llegar al fondo de este tipo de cuestiones que por sorprentes y presuntamente irregulares nos acongojan. Y decimos bien, acongojan, que no acojonan. Los que deberían estar acojonados son otros, los que pagaron, si es que este asunto sigue adelante y alguna instancia más elevada que un medio de comunicación lo investiga. Las facturas, por si alguien quiere una pista, tienen relación con la historia de Judas Iscariote, ese que, como diría Cantinflas, vendió al Señor por un puñado de cochinos dólares.

LAS FACTURITAS TOLERADAS
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