Hay personas o personajes en esta tierrita nuestra como el señor Carlos Espino que no parecen tener demasiado respeto por el trabajo ajeno. Por eso está tan contento él y los que le ríen las gracias con el polémico reportaje de El País, el del derribo de los hoteles. Veremos a ver qué dice la presidenta en el próximo pleno respondiendo a la inquietud de Coalición Canaria sobre este asunto. En ningún momento se ha parado (porque sigue erre que erre con el asunto en los medios que considera afines y a los que no les niega el pan y la sal) a pensar este señor que tiene el sueldazo a fin de mes garantizado durante al menos tres años más en lo mal que están las cosas, principalmente en el sector turístico. Un dato importante que adelantaba este lunes la Agencia EFE (hay que leer algo más que El País) es el que hace referencia a los 1.000 puestos de trabajo (1.000 familias, señores socialistas de última generación) que va a eliminar el gigante turístico Marina d'Or. Esta es la realidad que vivimos en estos momentos, la punta del tremendo iceberg que nos acecha a todos. La otra es la de las amenazas de derribo de hoteles, que estamos esperando por cierto que se concreten en algo cierto y tangible. No se debería jugar con los puestos de trabajo de la gente, ni siquiera se debería asustar hasta tener todo atado. En política no todo vale, o al menos no todo debería valer.
