Seguimos sin entender la defensa a ultranza que hacen algunos medios y también algunos ciudadanos que se dejan influir por sus mensajes -también hay mucho interesado en esta historia- del señor Carlos Espino, después del follón que ha organizado a cuenta de sus desafortunadísimas declaraciones al diario El País sobre lo que es hoy en día el Lanzarote urbanístico. El daño de este señor, que no sabemos si colaboró algo más con el autor de la información de lo que éste refleja como declaraciones suyas -nos referimos a algún otro dato que pudiera servir de “fuente inspiradora”-, ha sido más que evidente. Sólo hay que repasar lo que dice estos días la prensa europea para darse cuenta de que no ha sido precisamente una gracia más del susodicho. Lo de la BBC recomendando a los turistas con niños que no viajen a Lanzarote es tremendo. Pero lo peor es lo que confirmó alguien que no es sospechosa precisamente de formar parte del séquito de enemigos del señor Espino. Nos referimos a María José Docal, que es en estos momentos socia y compañera del grupo de gobierno. La consejera del Patronato de Turismo no pudo ocultar su tremendo enfado en las llamativas declaraciones que realizó en el programa radiofónico que cada mañana dirige y presenta Agustín Acosta en la 95.8. Desde Moscú, pasando un frío que pela, dejando a su familia en estos días de recogimiento y de fervor religioso, Docal arremetió con dureza contra Espino, calificando de “muy desafortunadas e inoportunas” sus manifestaciones. Mientras todo esto ocurre, la presidenta, doña Manuela, no dice ni pío, no vaya a ser que meta la pata en un sentido u otro. Mientras todo esto ocurre, imaginamos al señor Espino tirado en el cómodo sillón de su despacho oficial muerto de la risa, comprobando que ha conseguido exactamente lo que buscaba. Este político socialista -qué orgullosos deben estar de él en su partido- es especialista en estrategias de este tipo. Por eso estamos convencidos de que lejos de estar preocupado debe estar encantado de la vida. Pero fíjense hasta qué punto llega el disparate, que este miércoles nos contaba un taxista en la radio que dos turistas llegados a la Isla en crucero le pidieron que les llevara a Playa Blanca para ver “los hoteles ilegales que van a derribar que salían en El País”. Increíble pero cierto. Lo malo para el señor Espino es que toda la política de Lanzarote no gira a su alrededor, ni siquiera la política de su partido. Creemos que va a tener suerte de que esta historia nos ha cogido a todos en plena Semana Santa. Llegará el lunes y algunos lo habrán olvidado; otros tratarán de enterrar lo que haya que enterrar. Esperemos que los que tienen que actuar actúen. Ojo, que aquí hay muchos intereses cruzados, por lo que vemos. Nosotros, como no vamos ni con unos ni con otros, nos mantenemos al margen, eso sí, diciendo lo que realmente pensamos de la historia, que no es ni más ni menos que lo que les venimos contando estos días.
LA QUE HA LIADO DON CARLOS
20 de marzo de 2008, 8:07