viernes. 02.05.2025

Todavía no alcanzamos a comprender qué se pretende o que se busca por parte del diario El País al publicar un reportaje como el que este lunes ocupaba su portada impresa y era una de las noticias más destacadas en la edición digital. Nos referimos al reportaje sobre Lanzarote y sus muchos hoteles “ilegales”, sobre las posibilidades “reales” de derribo de muchos de ellos y sobre una investigación de la Udyco que les lleva a concluir, con un titular evidentemente tendencioso, que Lanzarote es “la nueva Marbella”. No es de extrañar el tremendo enfado que existe entre la clase empresarial, en las dos patronales del sector, tanto Asolan como Aetur. No es de extrañar el enfado que existe también en casi toda la clase política, casi toda menos el PSOE, que se supone que es quien sirve de fuente inspiradora para la información que firma Rafael Méndez. De hecho, el único nombre que aparece, además del de “Tato” (así llaman al ex concejal de Urbanismo de Yaiza), es del secretario de Organización del PSOE insular, Carlos Espino. La noticia no aporta nada nuevo, nada que no se sepa. Por eso, como periodistas, no entendemos realmente la razón de su publicación. Otra cosa distinta hubiera sido que aportara algún dato nuevo sobre las escuchas telefónicas que se hicieron a los alcaldes de Yaiza o de Teguise, que hablara sobre un informe que obra en su poder sobre la intención del Gobierno socialista de derribar determinados hoteles, que hiciera alusión a alguna sentencia firme sobre los asuntos vinculados con lo que aquí llamamos moratoria que fuera de carácter firme... El reportaje, que no es la primera vez que se publica en la prensa nacional en términos similares, no aporta nada que no se supiera. ¿Cuál es la razón de su publicación, a quién beneficia, a quién perjudica? ¿Es un refrito que se presenta en Semana Santa porque El País no tiene otra cosa de la que hablar? Sea como sea, el caso es bastante grave, y la reacción de nuestros representantes institucionales, si los hubiera o hubiese, debería ser contundente, tanto como comparar a esta Isla con Marbella. Y no decimos que no tengan razón en muchos aspectos de las insinuaciones. Lo que decimos es que hay que aportar datos y pruebas, no conjeturas.

LA INFORMACIÓN DE EL PAÍS
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