Nos cuentan cosas que a veces somos incapaces de creer. Pasamos a narrar la penúltima. Parece ser que un cargo público de la Isla de cuyo nombre de momento vamos a olvidarnos le dijo a una ciudadana con aspiración a trabajar en determinado departamento que sí, que estaba más que preparada para el puesto, pero que para acceder a él antes tenía que pasar por el partido y firmar el correspondiente alta. Vamos, hacerse la fichita del partido. La mujer preparada le dijo al emisario de turno que no, que no estaba dispuesta a afiliarse a un partido político para conseguir un puesto de trabajo que sabía que tenía a su alcance por otros méritos. Como no se quiso quedar ahí, fue a hablar con alguien que ya ha salido en esta sección y que responde al nombre de Moctezuma, que le dijo, ni corto ni perezoso, que el problema es que ahora ya no respondía al perfil que buscaban para el trabajo en el lugar que ahora gestionan y que todos contribuimos a sostener con nuestros impuestos. La pobre mujer, según nos cuentan, ha entrado en una terrible depresión, y no es para menos. Está tirada en la cama y sin saber qué hacer, porque se siente estafada, vapuleada en su orgullo. Nosotros desde aquí le pedimos que se anime, y que busque en otro lugar hasta que le llegue de nuevo la oportunidad que buscaba con otros “jueces” más imparciales y honrados. Pero es que sabemos que según el criterio de estos señores algunos no llegan y otros se pasan. Nos explicamos. Otra mujer que aspiraba a un cargo similar a la otra, se presentó también para acceder al puesto de trabajo que se ofrecía insistimos en una determinada administración pública. Después de superar todos los requisitos que se le pidieron, la echaron para atrás. ¿A que no saben con qué excusa? Con la de que tenía un perfil muy superior al que buscaban. ¡Chiquita cara! ¿A qué santo tendremos que encomendarnos los ciudadanos de esta isla para tener un acceso justo a los puestos de trabajo de las administraciones públicas, a San Ginés?
LA COSA VA DE PERFILES
1 de septiembre de 2006, 15:18