No entendemos muy bien qué mecanismo mueve determinados cerebros. Lo decimos por lo que le ronda en la cabeza al Bolchevique, un antiguo comunista revolucionario venido a menos que no ha hecho otra cosa en la vida que morder las manos de aquellos de los que siempre ha comido. Trabajar, lo que se dice trabajar, no es que le guste demasiado al Bolchevique, más bien todo lo contrario. Su pasión no es otra que vivir a la sombra de las instituciones públicas. Eso sí que se le da bien a este impresentable, como se le da largar por la boca todo tipo de disparates metiéndose con aquellos que en su tiempo no han hecho otra cosa que defenderle, a contracorriente por supuesto de los que advertían de su evidente chaqueterismo. Ahora está encontrando cobijo -no sabemos si temporal a tenor del temporal que arrecia en esa casa- en determinado grupo, donde mandan -es un decir- gente como el Petapepa o el mismísimo Lito el Cágala. Está todo el día pegado a ellos, y no hace otra cosa que lamerles el trasero. ¿Cuándo dará su nueva puñalada trapera este impresentable?
EL INDESEABLE BOLCHEVIQUE
28 de marzo de 2008, 15:45