sábado. 03.05.2025

En este diario adelantamos en primicia y en exclusiva (qué raro) que Felipe González Márquez iba a pasar unos días de descanso en agosto en Lanzarote, más concretamente en el municipio de Haría, más concretamente en las villas propiedad del conocido empresario Pedro de Armas. Bien, adelantada la noticia y publicada una información ratificando la llegada y describiendo su primer día de estancia en Las Crucitas, prometimos que haríamos lo mismo que hicimos en su día con José Luis Rodríguez Zapatero y su familia, dejarle descansar y no estar detrás de él acosándole. Hasta ahora hemos cumplido. El caso es que este martes recibimos una llamada de unos amigos que sabían que don Felipe iba a comer en un conocido restaurante de Arrieta, El Charcón, y que allí se reuniría con un grupo de veteranos socialistas. En esta ocasión, teniendo en cuenta el acontecimiento que era, decidimos mandar a nuestro fotógrafo para que sacara unas instantáneas del acontecimiento. Nuestra sorpresa fue cuando uno de los guardaespaldas del ex presidente del Gobierno llamó a la redacción para que identificáramos a Jose Curbelo como fotógrafo de Crónicas. Así lo hicimos, pensando que se trataba de un trámite, lógico trámite teniendo en cuenta que don Felipe ha vivido y vive permanentemente amenazado. Pues bien, la sorpresa mayúscula fue cuando nuestro fotógrafo regresó a la redacción sin una sola foto, según su versión porque la seguridad del ex presidente no le dejó hacer su trabajo. Le “invitaron” a que se marchara del lugar, tal cual. Nos parece bien que se custodie con celo a un personaje así; ahora, lo que no nos parece tan bien es que no se deje trabajar en una vía pública como es el muelle de Arrieta a un fotógrafo de prensa, cuyo único objetivo era sacar una instantánea de Felipe González entrando a almorzar en un restaurante. Esperemos que algo así no vuelva a suceder, porque ellos tienen que hacer su trabajo, pero nosotros tenemos que hacer el nuestro.

EXCESO DE CELO CON DON FELIPE
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