sábado. 20.04.2024

SI NO HAY ELECCIONES, AQUÍ NO SE MUEVE NADIE

Día tras día aparecen datos y sensaciones en la sociedad de Lanzarote que hacen pensar que algo no va bien. En otros tiempos y con otra sociedad no tan aletargada se habrían producido todo tipo de reacciones. Gente en teoría no politizada está armando un proyecto de concienciación ajeno a aquellos que sólo se mueven por intereses económicos, políticos o personales. La nueva mayoría del Cabildo podría ayudar a la idea de buscar control sin intervencionismo, aunque el PIL podría en breve hacer que todo cambie de nuevo en la asirocada política local

Lanzarote registra desde hace meses números que hace décadas habrían hecho saltar numerosas alarmas. Números que en tiempos en los que la gente se preocupaba por su entorno y por el futuro de las generaciones que no eran la suya habrían hecho estallar a más de uno. Curiosamente, en diciembre de 2017, cuando se han cumplido los peores pronósticos de los menos optimistas, nadie se mueve, nadie dice nada.

La semana pasada el alcalde de Teguise, Oswaldo Betancort, soltó un bombazo informativo que para mucha gente ha pasado desapercibido: la población de Costa Teguise se va a duplicar en pocos años. No precisó el número de años, porque no lo sabe, pero sí es consciente de que el volumen de negocio que se atisba detrás de las construcciones no hoteleras que se están ejecutando y que se van a ejecutar hace pensar que miles de personas van a acudir a la que sigue siendo la mejor zona turística y residencial de la Isla, al menos la que se planificó con mejor criterio. Lo peor, que la mayoría de esas casas no van a ser utilizadas por residentes, sino que entrarán en el incontrolable ya e incontrolado mercado turístico ilegal que amenaza seriamente con acabar con lo poco que queda del Lanzarote de lo que la gente de aquí define como “de los buenos tiempos”. ¿Alguien ha leído alguna reacción al respecto? No, porque no estamos en tiempos de elecciones.

Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) realizó un chusquero acto para felicitar al pasajero número siete millones que pululaba por Guacimeta, el aeropuerto más rentable del mundo porque es del que más dinero se saca y en el que menos se invierte, para mayor gloria de los gobernantes de Partido Popular (PP) y Partido Socialista (PSOE) que han tenido y tienen mando en Madrid. ¿Alguien ha leído alguna reacción al respecto? No, porque no estamos en tiempos de elecciones.

En estos días de tremendo frío, al menos cinco personas están durmiendo a diario en el cajero automático que La Caixa tiene en el barrio marinero de Valterra. Otras tantas deambulan por Arrecife como zombis cobijándose en portales o en casas deshabitadas. Organizaciones como Cáritas y Calor y Café no son capaces de afrontar la demanda diaria de alimentos, ropa y todo tipo de productos de primera necesidad que se producen por parte de seres humanos a los que casi nadie quiere ver, en especial aquellos que se están llenando los bolsillos con el incontrolado e incontrolable ya crecimiento. ¿Alguien ha leído alguna reacción al respecto? No, porque no estamos en tiempos de elecciones.

Con las compras navideñas, y con la asombrosa política de asfaltado del centro de la capital de Lanzarote que está llevando a cabo el desnortado Ayuntamiento de la capital, ha habido un caos circulatorio que se antojó insoportable, menos para los genios que lo planificaron y que seguramente conocían a la perfección los puntos exactos en los que se iba a producir el caos. Miles de coches deambulan por las carreteras de la Isla y en lugares estratégicos como Timanfaya las colas de vehículos llegan hasta el infinito y más allá. En la entrada de Arrecife empieza a haber atascos, y no siempre por culpa de algún accidente, y eso que la deseada Circunvalación descongestionó enormemente lo que antes habría sido un tapón imposible de reventar. ¿Alguien ha leído alguna reacción al respecto? No, porque no estamos en tiempos de elecciones.

En este medio de comunicación, y en este confidencial en concreto, jamás hemos apostado por el intervencionismo, y mucho menos si viene de nuestra clase política. Ya conocimos por desgracia el efecto nocivo que tuvo la buena intención de Enrique Pérez Parrilla de controlar el crecimiento alojativo y su nefasta ejecución en eso que se llamó la moratoria turística: el resultado fue que se construyó en dos años lo que probablemente no se habría construido jamás en Lanzarote. Ahora bien, sin intervencionismos, sin politiqueo barato, sin estresar a nadie y sin perjudicar la imagen de lo que todavía sigue siendo un paraíso a pesar de todo alguien con dos dedos de frente y con poder suficiente debería abrir un amplio debate sobre el peligroso camino que está emprendiendo un territorio que tiene, como ya se explicó hace décadas, una capacidad de carga que hace más de diez minutos que se ha superado.

Desde luego, de la politizada y enriquecida Fundación César Manrique al menos en este medio de comunicación no esperamos absolutamente nada. Sabemos cómo se las gastan, qué nivel de tolerancia tienen sus patronos además a la crítica, y lo poco que realmente les interesa Lanzarote más allá de su lucrativo negocio, ese que les permite ejercer de comunistas de salón de libro, gente de izquierdas creyente pero en ningún caso practicante. Algo así como los católicos que creen en Dios y en la Iglesia pero que jamás van a misa. Descartada la Fundación, que además anda metida en sus intestinas batallas para controlar la política local a través de Podemos y de parte del Partido Socialista (PSOE), es evidente que existen otros colectivos sociales, económicos e incluso políticos que podrían articular en órganos algo más prácticos que la mastodóntica e inútil Comisión de la Reserva de la Biosfera un debate a fondo sobre la forma de afrontar el futuro en un territorio que como siga así va a terminar muriendo de éxito, colapsado y arruinado en aquellos aspectos que lo distinguían como un lugar único en el mundo.

Siendo éste un confidencial, y no un artículo editorial del periódico, nos vemos en la obligación de adelantar cosas. El adelanto es que sabemos que hay un grupo de personas de momento sin marcado carácter político que quieren crear una nueva asociación, una asociación que aborde todo este tipo de cuestiones, gente que ya se está reuniendo, sin publicidad y sin buscar rédito económico o político de ningún tipo. Si están dentro las personas que nos han contado, desde luego que lo que hagan caminará con paso firme y decidido. Sólo esperamos que no sea un nuevo invento para crear luego una organización política con la que estropear lo que debe ser un trabajo por y para un Lanzarote mejor para los hijos de los hijos de nuestros hijos.

¿Y la política?

¿Y la política qué? Bien, gracias. Termina 2017 como comenzó, con un panorama ciertamente desolador. La nueva mayoría del Cabildo, que podría durar lo que duraría un dulce botado en la puerta de una escuela, debería ser la que tendría que orientar las nuevas políticas hacia la verdadera contención de lo que ya está encima de la Isla. Todo depende también de la reacción que se produzca en estos días en el seno del Partido de Independientes de Lanzarote (PIL) tras quedar de manifiesto en la rueda de prensa que ofrecieron al alimón Coalición Canaria (CC) y Partido Popular (PP). En teoría no van a aceptar que les quiten así como así la Vicepresidencia Primera que ganaron, entienden ellos que de forma no temporal, en tiempos de zozobra numérica. La pueden liar en horas. Echedey Eugenio, una vez recuperado de la enfermedad que su cuerpo le endiñó como consecuencia del estrés que cogió en el verano por la politizada huelga de los Centros Turísticos, es el nuevo encargado de sacar adelante lo que quede por sacar del Plan Insular de Ordenación del Territorio, el famoso PIOT. El Partido Socialista (PSOE) ha anunciado que si no se modifica el trabajo que hizo Marcos Bergaz darán su voto a favor del documento. Cuesta creerlo, teniendo en cuenta que los socialistas casi siempre reciben presiones de última hora de los mismos de siempre, de esos inmovilistas que no quieren que se haga nada para que nada cambie, en el miedo que siempre ha tenido de que la prosperidad de otros suponga la decadencia de su propia prosperidad.

SI NO HAY ELECCIONES, AQUÍ NO SE MUEVE NADIE
Comentarios