Dicen las buenas o las malas lenguas que don Celso se ha convertido en un sembrador de estrellas, alguien que vive de la continua promesa, de los cuentos imposibles. Lo malo para él es que mucha gente se está cansando de esos cuentos, y se están volviendo contra el prometedor y sus raros procedimientos. Desde aquí, don Celso, le tenemos que advertir de que abra el ojo y esparrame la vista, porque su futuro, de seguir así, nos parece bastante imperfecto. ¿Quiere que le demos detalles de la frondosa sembrada, quiere que le expliquemos más el tema? Y es que, don Celso, usted está siendo muy dadivoso allí donde quiere o donde entiende que le conviene, y parece que quiere y le conviene mucho y bien. O poco y mal, depende de cómo se mire. Mientras, la Dama Boba sigue sin entender nada o sin querer entender nada. O espabila, o al final se le agotará el tiempo, y luego vendrán las lamentaciones. Tiempo al tiempo.
