En esta santa casa creamos en su día un monstruo que ha ido creciendo de forma incontrolada, el Picudo Rojo. Al principio nos la pegó con queso hasta a nosotros, que somos bastante confiados. Luego se la ha ido pegando a todos aquellos a los que se la tenía que pegar. Y así ha ido prosperando el Picudo Rojo en Lanzarote, devorando todo lo que se ha encontrado en su camino. En estos momentos tiene un poder ilimitado, como es triste fama. Poder que le sirve para hacer y deshacer a su antojo con la extraña connivencia de sus socios. Pero hoy no les queremos hablar del Picudo Rojo; les queremos hablar de un primo suyo de distinto color ideológico que responde al nombre del Picudo Amarillo. Este personaje, conocido también como El Mierdita o el Culichiche, no nos la ha pegado jamás. El piensa que sí, que en un determinado momento, cuando ejercía sus labores de espionaje, nos estaba conduciendo por donde quería. Qué equivocado estaba el tolete. El caso es que el Picudo Amarillo, otro bichito que parasita alrededor de la política como el mejor de todos los holgazanes, anda por ahí presumiendo de que no va a aparecer más en este medio. Dice incluso que ha hecho una apuesta que piensa ganar, apuesta en la que se incluye el no aparecer jamás por aquí. ¡Qué ingenuo! Se debe pensar que a nosotros nos interesa que salga. Más bien al contrario, no necesitamos de su “sensibilidad”. Además, les podemos asegurar que salir va a salir, aunque no sea haciendo declaraciones. Va a salir porque se están descubriendo las maniobras turbias y oscuras que hizo cuando tocó poder. Como diría José María García, ojo al dato. De datos va la cosa, de datos económicos.
EL PICUDO AMARILLO
13 de mayo de 2008, 15:03