El Cuarteto Vengador, integrado como es lógico por los cuatro vengadores, empieza a asomar el diente del rencor y de la ira más abyecta y absurda, y lo hacen porque alguien les ha contado que van detrás de sus repugnantes traseros, repugnantes por pestilentes. Pronto les daremos todas las claves para que conozcan en profundidad los negocietes, pelotazos urbanísticos y golfadas varias que se suman a la lista de hazañas de este grupo. El caso es que los Vengadores, en lugar de pecar entre pecadores y santos, deberían estar bien escondidos en algún estercolero, que es donde mejor y más a gusto se podrían desenvolver. Pero no, les va la marcha, y siguen caminando por la calle altaneros y tranquilos, como si no pasara nada, cuando sí que pasa, y mucho. Parece que su última idea es la de efectuar una curiosa unión con un “bonito” personaje (nada que ver con el Bonito del Norte) muy dado a tapar determinados vicios ocultos y escondidos de los que también daremos cuenta en muy poco tiempo, en el momento que tengamos todos los datos atados y bien atados. El Cuarto Vengador presume de poder atacar a todo el mundo aireando estos vicios ocultos, y no saben que al final la tortilla se suele dar la vuelta para el lado que menos espera uno. No se puede estar todo el día hablando mal de los demás cuando uno esconde podredumbres amasadas a golpe de concesiones y hasta de sobornos. Todo se andará, insistimos.
