martes. 06.05.2025

Al “pobre” Choricín le están creciendo últimamente los enanos, hasta el punto de que las circunstancias amenazan con dejarle en la calle y sin llavín. El refranero español no falla, porque quien siembra vientos recoge siempre tempestades. Y Choricín se ha dedicado a ir por ahí esparciendo todo tipo de vientos. Todo el mundo menos él sabe a estas alturas de la película que no se pueden estar haciendo negocios con la cosa pública y salir indemne, sobre todo cuando no se es actor y se pretende aparentar que uno es la madre de la decencia. La decencia, estimado Choricín, se ejerce, no se presume de ella. Ahora nos cuentan que sus dos principales socios, el del piano y el de la pianola, andan bastante jodidos (queríamos decir jorobados) intentando ocultar el rastro de sus últimas y manifiestas fechorías. Menos mal para Choricín que al menos se ha librado del Vinagre.

EL CHORICÍN ENFERMO
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