martes. 23.04.2024

EL 20D y el 21D

La mayoría de los políticos de Canarias están echando cuentas para contemplar cualquier escenario que se pueda dar después de las elecciones generales. Poca gente apuesta en estos momentos por que se mantenga el panorama actual, sobre todo en islas como Lanzarote

En estos momentos de anodina precampaña electoral la mayoría de los ciudadanos viven ajenos realmente a lo que hay en juego el próximo 20 de diciembre. España celebra unas elecciones generales que para muchos van a suponer un antes y un después en la política nacional. Probablemente acierten las encuestas, y probablemente muchos se equivoquen intentando adivinar el resultado final que arrojará las urnas.

Parece claro que según todas las encuestas el Partido Popular (PP) va a ganar las elecciones, que el Partido Socialista (PSOE) será la segunda fuerza política casi empatada con la emergente Ciudadanos y que Podemos confirmará su proceso de pérdida de fuelle y se quedará muy lejos de lo que barruntaba en su día el ahora preocupado líder Pablo Iglesias. El nacionalismo vasco y catalán tendrán peso importante en el Congreso, Izquierda Unida (IU) confirmará que no desaparece del todo del mapa político, Unión Progreso y Democracia (UPyD) ratificará todo lo contrario, que desaparecen, y partidos como Coalición Canaria (CC) o el Bloque Nacionalista Gallego (BNG) tendrán dificultades para contar con el peso que a ellos les gustaría tener.

Esa es la teoría de lo que marcan ahora las encuestas. Sin embargo, es complicado y erróneo aventurar resultados, cuando por experiencia se sabe que en un último instante cualquier cosa puede hacer variar el voto de esos que van a determinar el futuro del país, los conocidos como “indecisos”, que son al fin y al cabo las millones de personas que no tienen el voto previamente definido ni por afinidad ideológica ni política.

Pero si es importante el 20 de diciembre, todo indica que será mucho más importante el 21. Todo el mundo está haciendo cálculos postelectorales, y no sólo por la conformación de posibles pactos, sino por la situación que se generará como consecuencia del resultado final.

Cambios en Canarias

Antes de que se firmara el acuerdo que llevó al Gobierno a Fernando Clavijo entre CC y PSOE existía la certeza en los mentideros de la política canaria de que si los resultados del PP no hubieran sido tan malos, el pacto habría sido otro. CC venía de un acuerdo con los socialistas que provocó una política de constante enfrentamiento con Madrid que no benefició en absoluto a las Islas, maquillada por Paulino Rivero con la lucha contra las prospecciones petrolíferas como bandera pero con una enorme carga política por detrás. A cambio de esa política de constante enfrentamiento con Mariano Rajoy, los socialistas mantuvieran un perfil absolutamente plano de la mano de un aparentemente sumiso José Miguel Pérez. La lucha intestina de CC, la sospecha de que había gente del PSOE detrás de la publicidad de su imputación por parte del juez César Romero Pamparacuatro, terminó por convencer a la mayoría de que lo mejor era intentar un acuerdo con el PP.

Pero los números no daban, era muy arriesgado firmar un pacto de treinta. La sensación que quedó, no obstante, es la que todo el mundo conoce a estas alturas, que habría que esperar al resultado de las generales para hacer otros cambalaches. Si el PP gana con mayoría suficiente y gobierna el país, Fernando Clavijo tiene difícil convencer a los suyos de que no se produzca un cambio, cuando siguen además heridas tremendamente abiertas y sangrantes entre socialistas y nacionalistas como son los casos de Tenerife o Lanzarote, para no irse demasiado lejos, cuando además le metieron a Clavijo con calzador nombramientos a los que se negó como el del siempre polémico Manuel Fajardo Palarea, actualmente viceconsejero de Justicia. Una parte importante de CC quiere un cambio, y lo van a escenificar si el PP vuelve a gobernar el país otros cuatro años más.

El apoyo de Casimiro Curbelo a la idea del presidente del Gobierno de repartir el dinero de la supresión del impuesto de tráfico de empresas aplicando el criterio de la triple paridad muestra la sintonía que existe con quien además podría aportar tres diputados para reforzar la teórica alianza con los populares. Curbelo no parece haber olvidado tan pronto el feo que le hizo su partido al apartarle las elecciones, como en el PSOE no han dejado de darse cabezazos contra las paredes tras asistir atónitos al enésimo triunfo del sempiterno dominador de las elecciones locales en La Gomera.

Con todo lo que hay en juego, es extraño asistir a la nula precampaña que están haciendo la mayoría, sobre todo socialistas y nacionalistas. De hecho, la semana pasada se produjo la presentación de candidatos de CC al Congreso y al Senado en Tenerife y a los medios de Lanzarote y Fuerteventura no llegó una nota de prensa. Así es difícil que unos y otros encuentren promoción.

Por parte del PP la cosa está mucho más clara y tranquila. José Manuel Soria sigue mandando en Canarias, y a José Manuel Soria no le gustan las sorpresas. De ahí que haya decidido no hacer un solo cambio en las listas, cambios que pudieran fastidiarlo todo en el último momento, obviando por ejemplo que en islas como Lanzarote se apostaba mayoritariamente por la renovación de caras sustituyendo a Francisco Cabrera en el número cuatro de la lista por el joven concejal Joel Delgado. “Los experimentos, con gaseosa”, debió pensar el ministro de Industria. Y Soria no hace cambios porque tiene claro que el fracaso de las elecciones locales no se va a trasladar a las generales. Ahí el PP va a ser la fuerza política más votada en las Islas de largo, por mucho que el PSOE crea que le va a rascar muchos votos en Gran Canaria con el acuerdo con la Nueva Canarias (NC) de Román Rodríguez. De hecho, y de forma un tanto insólita, en las encuestas que maneja el PP la diferencia de votos que van a obtener en estos comicios con respecto a los anteriores es escandalosa y para algunos difícil de explicar.

Cambios en Lanzarote

En Lanzarote la mayoría está también pendiente del 21D. Aunque ha habido no pocos intentos de arreglar las cosas por parte del sector sensato del PSOE, lo que se conoce ya como las fuerzas del mal no han dejado que se cumpla la lógica y se cierre la grieta abierta con CC. A unos no les interesa, y los otros no encuentran la manera. Si dependiera de José Juan Cruz y de la gente que le respalda, es más que probable que los socialistas estuvieran gobernando ya en el Cabildo insular.

Mientras esto sucede, es un secreto a voces que el alcalde de Arrecife, José Montelongo, ha tenido enormes problemas con los suyos, concejales que están viendo las orejas al lobo y que entienden que su permanencia en el Ayuntamiento impide que se fragüe otro pacto distinto al actual con fuerzas que no quieren llegar a ningún acuerdo con un imputado. ¿Pensaron lo mismo cuando fueron en listas con el mismo imputado que ahora es alcalde después de ser el candidato más votado por los vecinos de la capital? Está claro que no, y la herida está también abierta. Temen estos concejales socialistas que el 21D sirva para formalizar una moción de censura que lleva tiempo planeando sobre sus cabezas, y que al final se peguen más de tres años en el gélido banquillo de la oposición. Tienen motivos políticos para preocuparse.

La razón de sus miedos es el pacto que ofreció no hace mucho el PP a CC y que ya adelantó este diario, un pacto en el que los populares estaban dispuestos incluso a renunciar a la Alcaldía de Arrecife. CC lo ha pensado y lo ha repensado, conscientes de que los números salen a medias. Es un acuerdo posible pero no exento de riesgos. En esas están, en el cálculo de la jugada perfecta, y jugadas perfectas en política existen pocas.

Mientras los nacionalistas se lo piensan, los populares no han parado, y han tenido incluso conversaciones no oficiales con el PSOE. Aquí nadie descarta nada, puesto que todo puede pasar después de la interesante noche del 20D. Saben en el PP que podrían hallar otros aliados, aunque ellos preferirían un acuerdo con CC y con el Partido de Independientes de Lanzarote (PIL), que es el convidado de piedra para cualquiera de las fórmulas de pacto. En el camino, han limado asperezas, con reuniones privadas entre la presidenta insular del PP, Astrid Pérez, y el presidente del Cabildo, Pedro San Ginés, amigos que se convirtieron en enemigos y que ahora tratan de llegar a un punto medio.

Y las generales en Lanzarote no sólo son importantes por lo que pueda pasar en lo global, también en lo particular. Varias formaciones políticas celebrarán congresos internos, unos más pronto que otros. El triunfo o el fracaso de las apuestas actuales será utilizado por los adversarios de las actuales direcciones para hacer oposición. En todos los partidos va a haber alternativas al poder actual. En el PP, en el PSOE y en CC. Los nacionalistas, después del lío con el sector que lideraba Pepe Torres, parece que han entrado en un periodo de calma interna. Es simple apariencia. Habrá un congreso interesante. Pero esa es otra historia.

EL 20D y el 21D
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