Hace tiempo que les venimos contando que la presidenta del Cabildo, Doña Manuela o Mela Armas, está desaparecida en combate. Vamos, que no se la ve por ningún lado. No se la vio el día en el que se presentó el Plan de Viabilidad de Inalsa (allí estuvo en su lugar su inseparable y amigo del alma Carlos Espino), no se le ha visto para dar la cara por las últimas contrataciones de dos asesores que se van a poner a su servicio por el módico precio de 30.000 euros por barba, y no se la ha visto, por citar sólo unos ejemplos, en todo lo concerniente al despido del gerente y de dos directivos de los Centros Turísticos. Este lunes se cumplió lo que adelantamos en esta misma casa en primicia informativa, primicia que sólo se molestaron en citar algunos medios (otros directamente, como hacen siempre, se limitaron a fusilar la noticia): el Consejo de Administración del Ente Empresarial Local de los Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo tomó nota de la decisión de don Carlos Espino de destituir a José Juan Lorenzo y a otros dos directivos. La cosa se aprobó aprovechando la mayoría que tienen los integrantes del grupo de gobierno, PIL y PSOE, cuestión que se encargó de subrayar el secretario de Organización de los socialistas, quien no parece dispuesto a llevarse toda la gloria de esta última hazaña de nuestro pobre Cabildo. Como ya había dicho, don Carlos no explicó nada de nada, no dio razones de peso ni sin peso, y eso que tenía sentado enfrente al propio implicado y a los trabajadores, que se quedaron bastante perplejos cuando don Carlos dijo que se había producido “pérdida de confianza”. Qué forma más absurda de justificar lo injustificable. Qué forma más burda de explicar algo que no tiene explicación. Recordamos una vez más que el señor Espino hizo una presentación en Madrid durante la pasada Feria Internacional de Turismo (FITUR) en la que felicitó a Pedro San Ginés por la buena idea que tuvo al profesionalizar la gestión de los Centros y en la que especialmente felicitó a José Juan Lorenzo por la labor que había desarrollado. Eso fue el último día del mes de enero. ¿Qué ha cambiado desde entonces hasta ahora, por qué se ha producido esa sorprendente “pérdida de confianza” en tan poco tiempo? Pues por nada de nada. Simplemente, se trata de quitar a alguien que estorba para colocar a gente de su cuerda ideológica. Como dijo Suso Machín en este programa, tal vez para coger a alguien “más ligero de bolígrafo” que esté dispuesto a firmar lo que sea. Todavía no se ha hecho oficial, pero se hará. Hay varios nombres que circulan por ahí. Algunos encajan en la jugarreta, otros no. En el momento en el que se produzca la designación, si es que no se frena en el último instante, tendremos que decir cuatro o cinco cosas, como las dirán los grupos de la oposición, que tienen preparados unos interesantes documentos para poner de manifiesto de qué va la maniobra del señor Espino. Y a todas estas, ¿qué tiene que decir doña Manuela, es que no le importa que los despidos nos vayan a costar a todos los lanzaroteños 77.000 euros? Claro que no le importa. Ella tiene el sueldo garantizado a final de mes, un sueldo más que generoso que cobra gracias a la subida que se realizó como primera y principal medida del actual grupo de gobierno de la Primera Corporación insular. Que se pague ese dinero o un millón de euros le trae al fresco a ella y a los que secundan este tipo de decisiones. ¡Ay, Manuela, quién te ha visto y quién te ve! Estén atentos porque esta historia de los Centros Turísticos no ha hecho más que comenzar. Estén atentos.
Y DOÑA MANUELA SIGUE AUSENTE
13 de mayo de 2008, 15:01