Es una perogrullada decir que es muy complicado luchar contra el poder. Para eso es el poder. Mucho más difícil es luchar contra el poder oligárquico, porque en el ejercicio de ese poder se pierde la razón y el sentido de la orientación democrática, orientación con la que se debería mover el mundo. El oligarca no admite la crítica de ningún tipo, y si puede cercena testas sin miramientos, aunque las mismas sean originarias de Iberoamérica. Por propia convicción y padecimiento sabemos que es bastante jodido ejercer de redentores, porque al final te suelen dejar tirado en la calle sin ningún tipo de auxilio. O sea, mal trajeado y peor mirado. De esta, sin embargo, hemos aprendido algunas cosas. No sólo de los oligarcas. También de algún que otro patriarca redentor, y de la cuchipanda que tiene alrededor y que jalea sus gracias a la espera de que muestre debilidad, momento en el que se lanzarán a él para devorarlo como si de una manada de hienas hambrientas se tratara.
DIFÍCIL LUCHAR CONTRA EL PODER
7 de agosto de 2006, 14:12