Ya saben que los sefarditas son los judíos oriundos de España, o de los que, sin proceder de España, aceptan las prácticas especiales religiosas que en el rezo mantienen los judíos españoles. Dicho esto, vamos a advertir nuevamente al personal sobre la existencia de un particular Sefardita que habita entre nosotros y que va mucho más allá de cualquier cliché que se pueda tener de los judíos más avaros y terribles. El Sefardita en cuestión es un pájaro de cuidado, al que hay que procurar tener lo más lejos posible. Si se acerca, con lo que hay que tener más cuidado es con la cartera. El Sefardita es un personaje raro, primo hermano de Ataulfo y Recaredo, con una mezcla demoledora que provoca todo tipo de destrucción allí por donde pasa. Es algo así como el caballo de Atila pero en versión judeomasónica. Eso sí, ya nos hemos percatado que el destructor se vuelve sumamente dócil con los que pagan su salario, que son al fin y al cabo los que le mandan, con gente como Lito “El Cágala” y el Mangana. Ahora podemos anticipar algo que sabemos que va a ocurrir: cuando caigan los ídolos de barro, que caerán, el Sefardita será el primero que pondrá pies en polvorosa, será, como las ratas, el primero que abandone el barco. Tiempo al tiempo.
