sábado. 20.04.2024

Codazos para salir en la foto

El presidente de la Cámara de Comercio de Lanzarote, José Torres Fuentes, tuvo auténtica mala suerte el lunes. Al senador por Lanzarote, Oscar Luzardo, no se le ocurrió otra cosa que ponerse delante de él y fastidiarle la foto que con tanto empeño y con tanto éxito había buscado durante semanas

Muchos representantes de organizaciones empresariales, políticos y otras gentes de buen vivir han calificado como histórico el pleno extraordinario que se celebró este lunes en el Cabildo para elaborar una declaración institucional en la que se reclama la independencia del puerto de Arrecife de la Autoridad Portuaria de Las Palmas. Y desde luego histórico fue el momento, sobre todo el instante de la foto final.

Nadie que conozca un poco el ADN del puerto de la capital de Lanzarote puede oponerse con argumentos serios a que más pronto que tarde consiga la ruptura definitiva con quien ha ejercido hasta ahora de dueño y señor de su destino. Desde que el mundo es mundo, al menos desde que el Gobierno de Canarias es quien designa al presidente que debe ocupar el confortable y caro sillón de cuero del Consejo de Administración de la capital grancanaria, Lanzarote no ha recibido otra cosa que bofetadas por parte de todos los que han dirigido los tres puertos que dependen del Estado en la parte oriental del Archipiélago. Ha habido presidentes que pasaban de todo, como Emilio Mayoral (este ilustre socialista no llegó ni a pisar el puerto de Arrecife ni para echarse un cortado con los operarios del muelle); ha habido presidentes soberbios y prepotentes que practicaban el ordeno y mando, como Luis Hernández (este no menos ilustre nacionalista-centrista llegó a decir que para aprobar el Plan Especial del Puerto de Arrecife se lo tenían que pedir de rodillas las autoridades locales), y ha habido presidentes que se han dedicado a administrar la rutina teniendo en cuenta que en la rutina jamás se contaba con Arrecife, como es el caso de los dos últimos, el popular Javier Sánchez Simón y el socialista Luis Ibarra.

A la desidia o burla demostrada por los presidentes de turno se sumaba una sumisa postura por parte de los representantes de Lanzarote que aposentaban sus comodones traseros en ese mismo Consejo de Administración, donde por ir un rato a votar diferentes inversiones para el puerto de La Luz se llevaban seiscientos euros para casa. Ha habido honrosas y contadas excepciones, pero sólo honrosas y contadas con los dedos de media mano.

Por tanto, hay razones más que suficientes que justifican la necesidad de que Lanzarote tenga una gestión directa sobre su corazón y uno de sus pulmones. Sin embargo, lo que ocurrió el lunes merece una reflexión serena y al margen del fervor independentista que parece haber invadido a algunos de forma repentina.

Igual que hay medios de comunicación como el nuestro en los que se ha reclamado sin descanso la independencia del puerto, ha habido pocos políticos y muy pocos empresarios que realmente hayan trabajado para lograrlo. Lo del lunes es consecuencia, entre otras cosas, de la enorme campaña de bombo y platillo que ha emprendido la Cámara de Comercio de Lanzarote con su presidente, José Torres Fuentes, a la cabeza. Este conocido demócrata, que a medios de comunicación críticos como el nuestro les ha negado la publicidad, que por otra parte tendría la obligación de repartir por igual puesto que viene de fondos públicos en su mayor parte (no le gustó por ejemplo que publicáramos que su ascenso al poder cameral llegó en un proceso absolutamente viciado y carente de cualquier elemento democrático), se ha metido de lleno en el liderazgo de esta vieja reivindicación insular. La pregunta que todo el mundo medianamente informado se ha hecho es muy sencilla: ¿por qué ahora tanto empeño en conseguir la autonomía del puerto y no antes?

El presidente del Cabildo, Pedro San Ginés, a quien no se le ve muy entusiasmado con una iniciativa que sabe que parte enredada por oscuros intereses de aquellos que jamás trabajan por el interés general de la Isla, ha dado respuesta este miércoles en el programa “A buena hora” de Crónicas Radio-Cope Lanzarote a esta compleja pregunta. Según el presidente, el ahora está justificado por dos factores: primero, porque la auditoría que se ha encargado demuestra que el puerto no es deficitario; segundo, porque ya están en marcha inversiones importantes y se han hecho obras como el puerto deportivo que garantizan no sólo su viabilidad siendo independiente sino su supervivencia.

Buenos argumentos para quien los quiera comprar. ¿Y cuáles son las razones del actual presidente de la Cámara de Comercio? Sólo las debe conocer él. Hasta la fecha, no se le ha escuchado o leído en ninguno de sus medios de cabecera (a los que nutre de publicidad porque rara vez se muestran críticos con sus decisiones o con la simbiosis empresarial que ha mostrado durante años con la administración pública) una sola razón que explique por qué le han entrado ahora las prisas para lograr algo que durante años ni se había planteado.

Merece la pena recordar que durante los ocho años de gobierno de Paulino Rivero, primero en pacto con el Partido Popular (PP) y luego en pacto con el Partido Socialista (PSOE), el actual presidente de la Cámara de Comercio de Lanzarote no dijo ni pío sobre este asunto. ¿Qué ha cambiado entonces para que ahora sí quiera un puerto independiente?

Seguramente detrás de esta nueva iniciativa se esconde la búsqueda de algún fin particular, tal vez el posicionamiento social que no se ha ganado con sus nulas reivindicaciones anteriores para preparar un nuevo asalto al poder de la Cámara. O tal vez el actual presidente quiere seguir haciendo política partidaria y sectaria, casi siempre favoreciendo a los mismos, a los suyos (en el PP todavía se acuerdan de la jornada de trabajo que organizaron con la Cámara con la presencia del secretario general del partido en Canarias, Asier Antona, y el eurodiputado Gabriel Mato, y se acuerdan sobre todo del silencio que mostró el gabinete de prensa de los empresarios, que ni se molestó en redactar una nota de ese encuentro ni en enviar una mísera foto a los medios), o tal vez busca presentarse directamente a la política en las filas del sol que más le caliente. Porque no creemos que tenga en mente aspirar a presidir el primer Consejo de Administración del ente ya independizado. No, eso no creemo que se le haya pasado por la cabeza ni a él ni a sus carísimos asesores.

Lo que quedó patente en el pleno del lunes es que José Torres Fuentes tenía que estar en el centro de la foto. Debía mostrar al mundo que el éxito le correspondía a él y sólo a él. Qué lástima que el senador por Lanzarote, Oscar Luzardo, no tuviera otra cosa mejor que hacer que ponerse delante. ¿Cómo se le ocurre? Darle una patada por detrás para que se agachara habría sido muy feo, de ahí que el presidente de los empresarios que todavía le siguen decidiera utilizar el método jirafa, el de estirar el cuello lo máximo posible para salir de cuerpo presente, haciendo uso de un extraño balanceo que le permitía aparecer por uno u otro costado del senador. No sabemos si habría llegado al asesinato, ahora, ganas seguro que no le faltaron de arrearle un buen codazo al susodicho que le robó el plano y el protagonismo. Y viendo la entrañable estampa, ¿hubo alguno de los que salen en la foto que dio algún codazo real para salir? ¿Hay empresarios en la Isla que están avergonzados por la representación que tienen al frente de la Cámara, habrá algún gesto público que exponga el cabreo de muchos, habrá algún día un presidente de la Cámara del que se sienta orgulloso no sólo el empresariado sino la sociedad de Lanzarote? Después de plantear estas cuestiones y de publicar este artículo estamos convencidos de que este medio seguirá vetado por la Cámara. Es un verdadero honor periodístico que nos hace su presidente, que debe beber de las mismas fuentes de otros ilustres demócratas como el "socialista" Manuel Fajardo o el "socialista" Carlos Espino.

Qué lástima que la sociedad de Lanzarote sea capaz de poner de acuerdo a sus políticos para un asunto cuyo éxito es fácilmente cuestionable y no lo consiga para abordar cuestiones de verdadera necesidad como el Plan Insular o el Plan Especial de La Geria.

ÚLTIMA HORA: Después de nuestra publicación se han sabido más cosas de la intrahistoria de la dichosa foto. De momento, resulta curioso que no aparezca uno de los dos únicos representantes que tiene Lanzarote en el Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria. Tomás Fajardo, el delegado allí por el Ayuntamiento de la capital, tiene con toda la razón del mundo un enfado considerable. Y no sólo porque a él ni le invitaran al acto, sino porque después de ver la foto, incluyendo al ocultado presidente de la Cámara de Comercio, no reconoce a una sola persona que se haya pasado una sola vez por el puerto para conocer los problemas reales que tienen allí. Fajardo, además, está convencido de que ni han ido ahora ni irán al puerto si finalmente se consigue la independencia, a no ser que sea para cobrar alguno de los suculentos sueldos que los maquinadores creen que se van a repartir en el futuro.

Codazos para salir en la foto
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