La montaña rusa en la que se ha convertido la semana del puente de la Constitución va a servir como antesala de unos días que se presentan ciertamente calientes en lo que tiene que ver con la política regional e insular. Y no lo decimos porque finalmente vaya a venir el lobo del cuento y se coma a los socios que sostienen el pacto en Canarias. Lo decimos por los detalles que van a conducir a una enorme guerra de guerrillas cuyo nacimiento se ha producido este fin de semana.
En lo autonómico, todo pendiente de que las reuniones del Partido Socialista (PSOE) en Madrid cristalicen en un acuerdo que deje sin gobierno a Clavijo. Parece ciertamente complicado, aunque en Coalición Canaria (CC) empiezan a barajar como posible una opción que hace meses les parecía quimérica. La clave está en el Partido Popular (PP), que tiene tantas ganas de gobernar en las Islas que ya parece que les da lo mismo que sea con juana o con su hermana. De ahí que se estén dejando querer por los unos y por los otros y se estén prestando a ser la amiga que da celos a la novia con el novio. Un juego un tanto infantil y hasta divertido si no estuviera en el aire la buena gestión de un Gobierno autonómico que maneja más de 7.000 millones de euros.
Pero lo gordo viene por la guerra de guerrillas que se está organizando este fin de semana. De forma un tanto irresponsable, el PSOE ha aprovechado estos días en los que la gente está que no está para cobrar venganza de CC por sus múltiples incumplimientos en Tenerife y se ha sumado a la cruzada que lidera el presidente de Nueva Canarias (NC), Román Rodríguez, para tumbar el criterio que defendían sus antiguos compañeros de partido en el reparto de los 160 millones de euros que la Comunidad va a manejar el próximo año después de que Cristóbal Montoro se comprometiera a suprimir el cobro por parte del Estado del Impuesto General de Tráfico de Empresas, el ya popular IGTE. Rodríguez, que manda una nota de prensa al día para que no pase desapercibida su victoria, consiguió el apoyo de los socios de CC y del resto de formaciones que quieren tocar las narices al Gobierno y que no entienden lo que significa realmente el equilibrio entre islas. Así, Partido Popular (PP) y Podemos han sido partícipes de que finalmente esté en entredicho que islas como Lanzarote vayan a recibir 16 millones de euros de esos 160, como habría obtenido si se hubiera realizado el reparto atendiendo a lo que se conoce como triple paridad.
En el juego actual de las sillas cualquiera entiende este asunto. Ahora, lo que no se entiende, y CC lo va a ensalzar en estos días sobre todo en Lanzarote y Fuerteventura, es que parlamentarios de esta parte del Archipiélago se opongan al reparto proporcional del dinero y se adhieran a un reparto totalmente subjetivo que como siempre contentará a la glotonería insularista de Gran Canaria y Tenerife.
Pero CC no va a hacer mucho hincapié en que una parlamentaria como María del Río preste su voto para que se perpetre un atentado como éste contra los intereses de Lanzarote. Van a destacar y mucho que personas de la trayectoria de la presidenta del PP y concejal en Arrecife, Astrid Pérez, voten en contra de los intereses de los lanzaroteños. Y van a subrayar todavía más lo que resulta más chocante, que alcaldesas como Gladys Acuña y Dolores Corujo, que presentaron una especie de carta a los Reyes Magos al presidente del Cabildo, Pedro San Ginés, para lograr parte de esos 20 millones de euros para sus municipios, ahora se descuelguen con un voto contrario al reparto que iba a hacer que el dinero llegara sí o sí.
Aquí ya no va a haber colores políticos. Los nacionalistas van a hablar de una clara, notable e insólita traición a Lanzarote y a los lanzaroteños por parte de sus parlamentarios si hacen lo que en teoría tendrían que hacer aplicando la disciplina de voto y lo ya adelantado en la Comisión de Hacienda de esta semana. Van a pedir, y será entretenido escucharlo, que Corujo, Acuña, Pérez y Marcos Hernández expliquen por qué quieren si finalmente se prestan a ello que los 160 millones de euros se repartan con el criterio que han defendido con ardor desde Gran Canaria.
Es, evidentemente, una semana para no perdérsela. Que nadie se deje llevar por las cenas o comidas navideñas, o por ese espíritu que parece que lo impregna todo, porque esta semana van a volar los cuchillos, y algunos se podrían clavar donde la mayoría no espera.
