sábado. 03.05.2025

Este es un país de chivatos. De auténticos correveidiles que pasan la mayor parte del tiempo que ocupan sus miserables vidas dedicándose a llevar chismes para acá y para allá, siempre con la intención de medrar y de obtener algún tipo de recompensa. Como saben nuestros lectores, el presidente del Partido Popular (PP) en Fuerteventura, el no menos popular y polémico Domingo González Arroyo, realizó días atrás unas declaraciones en la emisora Lanzarote Radio que fueron posteriormente reproducidas por este diario en las que, entre otras cosas, hablaba bien de su amigo Alejandro Díaz, algo que realizó con la libertad que le dan los años y la experiencia en política. El caso es que uno de los chivatos de turno que trabajan en la red se encargó de trasladar las declaraciones a Gran Canaria, se encargó de llevárselas al oído de su jefe con la intención de perjudicar al Marqués, cambiando lo dicho, tergiversando el discurso, haciendo ver como que está en contra de la decisión del partido, en una especie de rebeldía de la tercera juventud. Lo malo para el chivato de turno es que su distorsionado mensaje no ha tenido la repercusión esperada, no sólo porque no le han hecho caso en la isla redonda sino porque el Marqués, que es mucho Marqués, se pasa por el arco del triunfo a estos reptiles de tres al cuarto. Son gente que desgraciadamente habitan y sobreviven en todos los partidos y cuya única función es la de intentar vivir el mayor tiempo posible del cuento. Y ya sabemos que del cuento no se puede vivir eternamente, porque los cuentos y los cuentistas terminan cansando.

LOS CHIVATOS SIGUEN FUNCIONANDO
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