lunes. 12.05.2025

Los mil y un problemas causados por un “simple incendio” en una planta de Inalsa, que causó serios cortes de distribución del líquido vital durante más de una semana por toda la geografía insular, hablan a las claras, y no precisamente bien, de la capacidad de previsión de nuestras principales autoridades políticas. La mayor crisis registrada en Lanzarote en los últimos años en cuanto a la distribución del agua (un elemento vital, insistimos, no accesorio o secundario) es la empírica constatación de una enorme irresponsabilidad política que llevamos años padeciendo en la isla.

Pero ni siquiera es el de Inalsa, con ser uno de los más graves, el único caso de manifiesta irresponsabilidad pública. Podríamos enumerar, seguiditos, muchísimos más. Pero como no nos iban a caber todos en este comentario editorial, pondremos sólo el otro (mal) ejemplo del mínimo cuidado medioambiental que requiere una isla cuya economía depende de forma prácticamente absoluta del turismo, que es tanto como decir que su economía pende y bascula sobre su propia imagen. Su buena imagen, se sobreentiende.

Saben los lectores de este único diario impreso de Lanzarote que la nuestra ya no es la única isla del Archipiélago canario que goza de la “denominación de origen” de Reserva Mundial de la Biosfera. Ahora la compartimos con otras, que a buen seguro también se habrán ganado ese título a pulso, muy merecidamente. Por cierto, menos mal que todavía somos Reserva Mundial de la Biosfera, porque a veces casi ni se nos nota, visto lo visto por ahí: los cientos de coches abandonados en las cunetas de la carreteras, los vertederos teóricamente clandestinos que nadie termina de prohibir de manera efectiva, los restos y las “gracias” que nos dejan las acampadas playeras, y un tan largo como abochornante etcétera que no nos iba a caber completo en esta sección editorial.

Así de feas las cosas, tiene su lógica que ya hayan sido muchas las voces y las veces que han sugerido renunciar a ese “gracioso” calificativo que un buen día Lanzarote se agenció en buena y noble lid, pero que actualmente constituye todo un sarcasmo ante la amarga realidad diaria de la creciente especulación urbanística que no para ninguna moratoria o plan de ordenación; de tantas constructoras y de tantísimos políticos con menos escrúpulos que los muchachos de Al Capone en el Chicago de los años treinta. Gracias a todo eso, y a cierta indolencia ciudadana también, puestos a contarlo todo, tenemos la isla más oriental de Canarias que en ocasiones y por según qué sitios da hasta vergüenza verla. Duele decirlo y nos fastidia todavía más escribirlo, pero peor sería ponernos la venda ante la deteriorada realidad. Cerrar los párpados ante el disparo en mitad de los ojos no evita que la bala nos termine enviando al otro barrio.

El Lanzarote tranquilo y pacífico de antaño, que tanto echan de menos los que tuvieron tiempo y edad para conocerlo, se nos escapa de las manos. Y no es demagogia ni estúpida melancolía “por el pasado que no ha de volver”, como decía la canción. Es la constatación de un hecho que también podemos ver todos los nacidos aquí que tenemos un poco de memoria. El incansable y siempre recordado César Manrique iba sobrado de razón cuando, hace ya muchos años, advertía de la decadencia insular y amenazaba incluso con mandarse a mudar a otro sitio en el caso de que siguiera aumentando los mil y un despropósitos urbanísticos que tanto se cansó de denunciar a los largo de su vida nuestro artista más universal. Despropósitos que, luego de su muerte, se aceleraron, pues algunos se vieron libres definitivamente del dedo acusador de César, y hoy nadie tiene su misma influencia y autoridad moral.

Mientras, la gran crisis turística se está larvando, muy calladamente, casi sin hacer ruido... hasta que sea llegada la hora del estrepitoso estallido. Lanzarote sigue viviendo casi exclusivamente de ese monocultivo: la agricultura no está de moda y la pesca sigue a la espera sólo de la estocada final. ¿Pasaremos de ser Reserva de la Biosfera a ser Reserva India? De momento vamos cumpliendo con casi todos los requisitos, porque nadie nos podrá discutir que sabemos hacer el indio como nadie...

Irresponsabilidad manifiesta
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