Son muchos los factores que están llevando a la desesperación a los más jóvenes, aquellos a los que hoy en día les parece -y lo es- una quimera comprarse una vivienda. También alquilarla. De hecho, en la presente edición Crónicas explica por qué los empresarios de la construcción no aceptan la interesante propuesta que ha hecho la consejera Inés Rojas para que saquen al mercado viviendas privadas en régimen de alquiler público. El alquiler de la vivienda en España se encareció dos décimas en diciembre y acabó 2007 con una subida del 4,2%, la misma variación registrada por el Índice General de Precios de Consumo (IPC), según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Es decir, no sólo es más difícil alquilar por falta de viviendas disponibles sino que es mucho más caro.
El repunte de la inflación, motivado por el encarecimiento del petróleo y los alimentos, ha provocado que la subida de los alquileres haya coincidido con la del IPC al cierre de un ejercicio, en el que el alza de los arrendamientos ha sido siempre superior. Los materiales para la conservación de la vivienda se encarecieron en mayor medida que los alquileres, con un incremento del 5,6% en el último año, tras subir dos décimas en diciembre. Por su parte, los precios de los servicios para la conservación de la vivienda subieron el 5,5% en 2007, después de un incremento del 0,3% en diciembre. Las comunidades autónomas en las que más crecieron los alquileres en 2007 fueron Cataluña y Aragón (5,2%), así como Madrid (4,8%), mientras que en el otro extremo se situaron Murcia y la ciudad autónoma de Ceuta (1,5%). En Canarias, la subida del precio del alquiler se situó en un 2,8%. O sea, que en Canarias no estamos tan mal, si no fuera, como sucede en Lanzarote, porque apenas hay viviendas para alquilar, como es triste fama.
En Lanzarote sabemos desde hace años que no se ha ejecutado una sola acción del Plan Canario de Vivienda. La excusa, expuesta hasta la saciedad por el hasta ahora consejero de Obras Públicas, Vivienda y Aguas del Gobierno canario, el sempiterno Antonio Castro Cordobez -ya es presidente del Parlamento regional-, es la falta de suelo, la negativa de los ayuntamientos a ceder suelo para que se construyan viviendas de protección oficial. Lo triste es que “Fray Escoba”, como le bautizó en su día el decano de la prensa insular, Agustín Acosta, por su habilidad para barrer para La Palma todo lo que puede y más, tiene razón. Ayuntamientos como Arrecife, que es donde más viviendas se tendrían y se podrían haber construido, no ha hecho absolutamente nada de lo que tenía que hacer, y así nuestros jóvenes siguen viviendo en casa de los padres porque no encuentran posibilidad alguna de acceder al carísimo mercado de la vivienda.
El Partido Socialista Canario (PSC-PSOE) se quejó antes de las elecciones de la “nefasta” política en materia de vivienda del Gobierno de Canarias, al ser la penúltima Comunidad Autónoma en nivel de ejecución del V Plan de Viviendas, por faltarle aún 3.326 viviendas por construir y “no fomentar la vivienda protegida”. El diputado socialista José Alcaraz aseguró entonces que las listas de espera por una vivienda protegida ascienden a más de 20.000, más del doble de lo que decía el Gobierno.
Precisamente en la promoción de vivienda pública es donde, a juicio del diputado socialista, “más falla” el Gobierno regional. En este sentido, explicó que el Ejecutivo, aún estando obligado a ello, no ha presentado un censo oficial de solicitantes de vivienda protegida y le acusa de “negarse a dar datos”, ya que, si bien se habla de 10.000 solicitantes, Alcaraz sostiene que los datos de los municipios, que son quienes gestionan las concesiones, “más que duplican esa cifra”. Se trata de una acusación gravísima, que no tuvo respuesta pronta y rápida del Gobierno. Esperemos que el nuevo Gobierno que está a punto de estrenarse sí dé respuesta a este problema, que insistimos en que en Lanzarote se agrava enormemente.
El derecho a la vivienda viene recogido en la Constitución Española, aunque sea algo que se toma a pitorreo por parte de los distintos gobernantes, que no sólo no encuentran la fórmula para abaratar el precio de un bien tan necesario sino que además parece que fomentan el desorbitado crecimiento con sus irracionales políticas.
Debemos confiar en que van a tratar de resolver los muchos problemas que todavía se plantean. De momento no tenemos motivos para desconfiar de las políticas propuestas por Inés Rojas.