El director general de Tráfico, Pere Navarro, avanzó este miércoles que en los nueve primeros días de aplicación de la reforma del Código Penal en materia de seguridad vial se han practicado más de 500 diligencias y puestas a disposición del juzgado de conductores. Durante su comparecencia ante la Comisión de Seguridad Vial del Congreso, en la que realiza un balance de la gestión de la DGT en la última legislatura, Navarro indicó que desde el día 2 hasta el 10 de diciembre se han practicado un total de 558 diligencias, de las que 548 fueron por alcoholemia y 10 por exceso de velocidad. Esto supone que más del 98 % de las diligencias abiertas a conductores lo fueron por conducir con tasas de alcohol superiores a las permitidas.
Se trata sin duda de una cifra realmente tremenda, que pone de manifiesto no sólo la cantidad de gente que sigue cogiendo el coche bajo los efectos del alcohol sino la cantidad de gente que ya está siendo cazada a sabiendas incluso de que puede terminar entre rejas. Se trata sin duda de un asunto importante que se tiene que analizar con mucha cabeza, sobre todo ahora que se acercan estas fechas de constantes celebraciones, de constantes comidas y cenas de empresas, de constantes reuniones con familiares y amigos en las que, evidentemente, no falta el alcohol.
Navarro se mostró convencido de que la intencionalidad preventiva y disuasoria de esta reforma del Código Penal, que castiga con penas de prisión los delitos graves de tráfico, ayudará a concienciar a los conductores y a que con el transcurso del tiempo baje el número de diligencias practicadas. Pues no es para que el responsable de la DGT tenga que estar tan convencido de esto. Más bien al contrario, puesto que las cifras cantan.
En este espacio editorial siempre hemos hecho el mismo análisis, tendente a explicar los escasos resultados reales que en la práctica ha supuesto la entrada en vigor del denominado carné por puntos. En 2007 han muerto 539 personas en todo el país en accidentes de tráfico sólo durante los meses de julio y agosto. En total, 11 fallecidos más que en los mismos meses de 2006, un 2% más que en idéntico período del año anterior. Ante esos datos, las asociaciones de conductores se adelantaron en buena lógica a reclamar más agentes policiales y mejores infraestructuras en las carreteras. Es lo mínimo y lo lógico. Dicho en plata: “Más guardias y mejores carreteras”. Pese al bombo y platillo político y mediático que se le concedió a la iniciativa, lo cierto es que la entrada en vigor del carné por puntos no ha dado finalmente los resultados apetecidos.
En nuestra isla, lo peor es la constatación de que no se producen más víctimas mortales de verdadero milagro, pues apenas hay que ver cómo conducen y “se conducen” algunos al volante, o los alarmantes porcentajes de automovilistas que superan de largo el test de alcoholemia, o los que conducen sin licencia. Y luego están los que llevan todas las papeletas para esa rifa mortal: van borrachos y no tienen permiso de conducir.
Encima, Lanzarote ha visto cómo en apenas unos años su parque automovilístico ha crecido desmesuradamente. Ese incremento ha ido parejo al de la población isleña pero no a los servicios de transportes alternativos a los que ésta puede acceder, pues ahí sólo cabe hablar de clamorosas carencias, ante la total e insultante indiferencia política. Consta estadísticamente que en la misma isla en donde los peatones o los que se niegan a “motorizarse” son actualmente poco menos que ciudadanos sospechosos, se viene dando en los últimos tiempos el mayor registro de muertes en accidentes de tráfico de toda España. No es una exageración. Así lo han constatado en los últimos años las estadísticas. Tiene su lógica: a más número de coches circulando por las pésimas vías conejeras, más número de accidentes y de trágicas muertes o traumáticas lesiones. Y todavía algunos irresponsables se quejan de los "excesivos" controles policiales que se llevan a cabo en las carreteras lanzaroteñas. Dadas las cifras ya conocidas, y aunque nos consta que esa vigilancia ha aumentado en los últimos años por parte de la Guardia Civil de Tráfico o la Policía Local de los respectivos municipios, siempre va a ser poco el celo si se tiene en cuenta los registros que arroja cada control.