viernes. 16.05.2025

Corren malos tiempos para todos aquellos que abusan de posiciones de poder y fuerza. Poco a poco la sociedad española del siglo XXI está entrando por el aro de la razón, de la lógica y de la justicia. Si hace no demasiados años era frecuente escuchar en una tertulia de bar cómo varios hombres presumían de las palizas que le daban a sus mujeres, si era tolerado y hasta aplaudido que muchos jefes se jactaran de acostarse con la secretaria de turno la cual habría sido despedida de no haberlo hecho, ahora, en agosto de 2006, la cosa ha cambiado. Parece que poco a poco los políticos van haciendo leyes más duras y los jueces van imponiendo sentencias más contundentes a todos estos abusadores. Desgraciadamente, siguen siendo muchos los casos que se producen a diario, porque la naturaleza de muchos hombres es la que es y no la vamos a conseguir cambiar por muchas dificultades que les pongamos en su torcido camino.

En la presente edición del periódico publicamos un testimonio desgarrador de Dolores, una ciudadana nacida en Albacete que denunció ante la Guardia Civil de Yaiza haber sido víctima de acoso sexual en el trabajo. Independientemente de la veracidad del testimonio, que no somos nosotros sino las autoridades judiciales la que deberán determinarla, lo cierto es que no nos sorprende en absoluto que se produzca este tipo de denuncia.

Hace unas semanas nuestra compañera Laura San José publicó un reportaje en el que era el sindicato Comisiones Obreras (CC OO), a través de su ex secretario general Ramón Pérez Farray, el que denunciaba que se estaba convirtiendo en “práctica habitual” que algunos empresarios que operan en Lanzarote estuvieran intentando cobrar “derecho de pernada” con sus trabajadoras, sobre todo con las inmigrantes.

En la información de la presente edición es el secretario insular de Hostelería de Comisiones Obreras, Rafael Díaz, quien desvela que cada día son más frecuentes las quejas de las camareras de piso por acoso sexual de clientes de hoteles y apartamentos. Díaz aseveró que sufren más las trabajadoras que hacen guardia durante la noche. Se han presentado casos, comentó, en los que el cliente incluso se desnuda frente a la camarera. Comisiones reclama mayor compromiso de los empresarios con sus trabajadoras porque no ha faltado el jefe que diga que son simples coqueteos.

Y tiene toda la razón del mundo CC OO en su petición, puesto que tan culpable es el que lo hace como el que lo tapa o encubre. Si se conocen este tipo de prácticas, inmediatamente tienen que ser denunciadas, y tienen que ser los tribunales los que determinen el grado de veracidad que tienen, porque, eso sí, lo que no se puede tampoco es planear una caza de brujas indiscriminada. Para acusar a alguien de algo tan grave como es el acoso sexual en el trabajo, hacen falta pruebas.

Hay que esperar y confiar en que la justicia estará actuando ya en éste y en otros asuntos similares, para que se eliminen todos aquellos casos ciertos de acoso y de cualquier otro tipo de abuso que se puedan estar cometiendo en éste o en cualquier otro lugar.

Acoso sexual, un tema muy delicado
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