Se veía venir, pero ya parece que hay hasta fecha marcada para el cambio. La Jefatura Superior de Policía de Canarias está próxima a sustituir al comisario jefe de la Policía Nacional de Arrecife, José Antonio Fernández García-Camacho, quien ocupado el cargo sin llegar al año y medio de servicio en éste su segundo periplo.
Parece ser que el comisario, al que hay que reconocer que ha aguantado estoicamente muchas críticas durante este año, ha solicitado la plaza de jefe segundo en la Unidad de Intervención de Madrid. No está confirmado si a José Antonio le concederán esa plaza, porque hasta en un Cuerpo disciplinado como el de la Policía Nacional pueden producirse injerencias accidentales y hasta trifásicas, pero lo que a día de hoy sí es seguro es que el último comisario pucelano que pasó por la Isla, un viejo conocido de la parroquia arrecifeña, sigue deseando regresar a Lanzarote. Para Raimundo Villanueva, volver supondría no sólo un reto personal sino también profesional, a tenor de las estadísticas registradas en seguridad ciudadana durante el año pasado. Y todo eso con la añadidura de que es el único comisario que ha pasado por aquí con afán de establecerse de manera permanente.
Se comenta desde las altas esferas policiales que a don Raimundo, como cariñosamente se le conoce por estos lares, le ha salido un único competidor para la plaza de Arrecife, el actual comisario de La Laguna, que, todo hay que decirlo, ya ha manifestado que tampoco tiene interés en finalizar su carrera en la Isla de Los Volcanes.
La cuestión ahora será enterarse de si a esas altas esferas les supondría demasiado devolver a Raimundo del lugar del que nunca debió salir por una de esas injerencias. Eso o seguir disimulando y hacer como si nada, sin reconocer que en su día el traslado del que durante casi dos años se ha dejado la piel en la Isla estando simplemente en comisión de servicios, no ha sido un error.
A nadie se le esconde que no son buenos tiempos para la seguridad en la isla de Lanzarote. Lejos de proclamar el pánico colectivo, hasta ahora no eran tan frecuentes los asesinatos en un territorio en el que la inmigración -como en cualquier otro sitio, y más la clandestina- también ha aportado su granito de arena a unas estadísticas delictivas cuanto menos maquilladas por las autoridades políticas y de seguridad.
Las alarmas en Arrecife no han saltado sólo cuando ciertos casos han quedado impunes, después de varios cadáveres hallados por unos sufridos familiares, sino con la publicación de los datos referidos a la resolución de denuncias en la Isla durante el pasado año. Creo que un 93 por ciento de satisfacción en la lucha contra el delito (cifra que corresponde a la comisaría de Telde, la mejor parada de Canarias) es siempre mejor que un 60 por ciento, como ha sucedido con la resolución policial en Arrecife.
Unos y otros datos no tienen ni punto de comparación, por mucho que a los ciudadanos y a los medios de comunicación de nos pretende vender la idea de que el aumento poblacional, unas veces, y la falta de efectivos policiales, otras, han sacudido las recientes estadísticas. Unos números que, sin esconder las lógicas consecuencias que se derivan del turismo, el incremento demográfico y las necesidades del control aeroportuario y de extranjería, no eran nada malas hasta la salida -o expulsión- del comisario Villanueva.
