Georges (Daniel Auteuil), periodista de profesión, empieza a recibir vídeos rodados a escondidas en la calle, en los que se le ve con su familia, acompañados por extraños e inquietantes dibujos difíciles de interpretar. No sabe quién se los manda, pero poco a poco, el contenido de los vídeos se hace más personal. Georges empieza a pensar que se trata de alguien que le conoce desde hace mucho tiempo y que tanto él como su familia están amenazados. Por desgracia, dicha amenaza no es explícita y la policía rehúsa tomar cartas en el asunto.
En esta nueva incursión en las ocultas turbulencias y secretos de la sociedad francesa, Michael Haneke cuestiona, al igual que en anteriores trabajos, las claves en las que se asienta la burguesía de aquel país, un estamento con unas señas de identidad muy concretas.
Así, el director disecciona con la frialdad y certeza de un bisturí las distintas capas que cubren la existencia, un ejercicio que se extiende en el tiempo y en el espacio.
Un incisivo guión, escrito por el propio autor, abre de forma progresiva distintas líneas de reflexión, que abarcan desde el sentimiento de culpa individual, los problemas de la familia y la clase social a la que pertenece, la violencia y la diferencia, hasta las cuentas pendientes con el pasado y la memoria histórica.
Con la sencillez y la precisión propia de los grandes cineastas, logra una obra de insondable complejidad temática. Rueda con austeridad, depuración formal y ausencia de música, en buena parte mediante el uso de largos planos con cámara fija y planos secuencias.
Tiene la audacia de dar el mismo tratamiento visual a las grabaciones de vídeo que al resto de la ficción. Más de una vez se confunden, con lo que produce la sensación de que es el propio espectador el que espía, y le hace cómplice de esta intromisión.
De nuevo Haneke vuelve a vestirse de enfant terrible de la cinematografía europea para entregarnos una cinta llena de provocación y dilemas morales, en los que el autor, una vez más, no nos da soluciones ni lecciones éticas, sólo preguntas incómodas y difíciles de responder que pretenden que el espectador se remueva en su conciencia.
“Caché” ha cosechado numerosos premios, entre los que cabe resaltar los galardones al Mejor Director y el Premio FIPRESCI en el Festival de Cannes, el de Mejor Director y Mejor Película en los Premios del Cine Europeo 2005, y el Premio 50 Aniversario en el Festival de Valladolid 2005.
“Caché” se exhibirá los próximos días 19 y 20 de abril, a las 21:00 horas, en el Cine Buñuel del Centro Insular de Cultura El Almacén. Esta proyección se incluye dentro de la programación cinematográfica del área de Educación y Cultura del Cabildo de Lanzarote.
Las entradas cuestan 2,50 euros y se ponen a la venta media hora antes del inicio, es decir, a las 20:30 horas. Todas las proyecciones se realizan en versión original con subtítulos en español (VOSE).