miércoles. 16.10.2024

Por Víctor Corcoba Herrero

Ya tenemos un nuevo gobierno, unos dicen que sectario, otros que políticamente correcto, o sea político, de cualquier manera visten carteras renovadas henchidas de propósitos, aunque sólo sea para perseguir el poder, y proclamar el ¡aleluya! de gloria, coincidiendo con la semana de pasión. No se hagan cruces los que no han sido elegidos, si hubiesen seguido la lección de Machado, sería otro el cantar: en política solo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople el aire donde pone la vela. En cualquier caso, el partido del gobierno en el poder, se frota las manos y eso tiene su pizca de gozo para todos. La oposición sigue en el letargo del aburrimiento, aunque ya estemos en primavera.

El gobierno, en cambio, se ha puesto la primavera por montera o por consigna, a sabiendas que detrás de cada noche viene una aurora sonriente. Saben que la oposición es incapaz de gobernarse en casa, de poner orden en sus filas, y esto les anima, porque nadie puede gobernar a otros si antes es incapaz de gobernar a los suyos. Así, Gabilondo, alza la voz sin miedo y apuesta por un pacto educativo con Bolonia como trasfondo. O sea, que piensa gobernar, puesto que la acción lleva implícito pactar. Eso sí, que gobierne lo justo y necesario. El mayor peligro es que quiera gobernar demasiado y no deje sitio para los padres y los profesores o para la libertad de enseñanza. Puestos a impactar por pactar, Trinidad Jiménez, en Sanidad y Política Social, con la que está cayendo, lo tiene crudo, aunque con alma tan sensible como dijo su jefe, trabajara a destajo. Desde luego, tajo no le falta para hacerlo.

También el pretérito Chaves está mas rejuvenecido que nunca, mucho más que el arcaico Arenas en la oposición andaluza, es todo un referente para el nuevo ritmo bailón de Zapatero. Ha jurado por activa y pasiva estar en forma, para comprometerse a ser un leal consejero y buscar el acuerdo sobre financiación autonómica. Pienso que lo tomará con calma, a sabiendas que cada consejo que uno da, es una manera de contraer un compromiso. Vayamos a que le desborde el trabajo. Lo peor que hacen los malos es obligarnos a dudar de los buenos. Y Chaves, mal que les pese a los diabólicos, deja una Andalucía imparable, aunque lo sea de brazos caídos y de brazos desiguales. La oposición lo ha permitido. Con su culpa se pague el perdón.

Al tiempo que Salgado, pide a la banca que no se haga de rogar más y que arrime el hombro. Si consiguiera que, al menos, no aumentara sus comisiones como lo vienen haciendo ya algunas entidades crediticias para paliar la pérdida de beneficios, nos daríamos los ciudadanos de a pie con un canto en los dientes. Por su parte, José Blanco, declara su fidelidad a lo que será su hoja de ruta, el plan de infraestructuras y transportes. Está maduro, según se comenta en círculos propios, para vertebrar el país y acelerar la transición histórica de la España radial a la España en red. Cuidado, como alguien dijo: el tiempo siempre está maduro, la pregunta es para qué. En la misma línea activista, González-Sinde cree en la cultura que ya es algo, como generadora de bienestar. No acaba de explicitar si para algunos, o para todos. Una cultura que, por cierto, también necesita salir de los pesebres y sentirse libre. Personalmente, me cautiva más la cultura humanizadora, por aquello de que humaniza la humanidad.

El corolario final, créanlo o no, es que me gusta esta revuelta de Zapatero. Menos mal. Ya tenemos tertulia. Lo prefiero a la inmovilidad de la oposición. Aunque ni lo uno ni lo otro me entusiasma, sobre todo desde que la política, en este país, se ha convertido en el paraíso de los charlatanes. La ética de las responsabilidades parece habérsela llevado el ratón Pérez a su madriguera. Qué pena.

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¿La ética de las responsabilidades formará gobierno?
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