jueves. 01.05.2025

La nueva política de la crueldad

 

En la ciencia política se habla de diferentes democracias. Democracia liberal, popular, representativa, socialista, e incluso, orgánica del franquismo. Hoy trataré de un nuevo concepto: democracia cruel, que lo he conocido a través del politólogo argentino Ezequiel Ipar.

Tras las tragedias humanas del siglo XX, se elaboraron distintas normas contra las prácticas crueles. La Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), El Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos (1966) y La Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes (1984). En 2008, el Comité contra la Tortura de la ONU declaró que los Estados deben prevenir y castigar las prácticas crueles no cometidas por los gobiernos, como la violación, la violencia doméstica, la mutilación genital femenina y el tráfico de personas. Sin embargo, tales prácticas siguen en nuestra sociedad, normalizándolas, aunque estén prohibidas. La novedad hoy es que se imponen como paradigma en el discurso público. Tal discurso de la crueldad se expresa verticalmente para amedrentar y aleccionar a las víctimas; y horizontalmente, para incitar a otros a formar parte de un colectivo de posibles cómplices inmorales y perversos.

Tal discurso lo ponen en práctica a nivel político las derechas radicales contra los más débiles y vulnerables: emigrantes, LGTB, pobres, marginados, trabajadores. Es una muestra de su catadura moral. Invitan a otros sin reparo a transgredir los derechos humanos, para constituir un colectivo rebosante de impiedad y de deshumanización. Y como secuela perversa: este discurso se incrusta en las estructuras del Estado democrático, y lo transforma totalmente.

En Argentina el expresidente Carlos Menem para legitimar democráticamente programas de ajuste ortodoxo dijo: «El país necesita cirugía mayor sin anestesia». Tal metáfora trata de transmitir la imagen de un dolor no intencional, aplicado por un tecnócrata para sanar una economía enferma. Reconoce ser una terapia dolorosa, para alcanzar después un beneficio a toda la población. Es un mensaje legitimador del neoliberalismo.

Milei cambió el bisturí por la brutalidad de la motosierra. Para combatir la crisis económica, su gobierno ha iniciado una batalla cultural normalizando prácticas y discursos crueles, que humillan y provocan a sus víctimas sufrimiento con premeditación y alevosía. Tales prácticas y discursos crueles, hasta hace poco eran marginales e inimaginables. Y lo hace incrustándolos en la opinión pública y en las mismas entrañas del Estado democrático. Por ello, la democracia cruel es un régimen político diferente al de las democracias neoliberales. El dolor que infligen al cuerpo social ya no se justifica como algo no deseado; ahora se legitima desde el poder asignando características culturales negativas a quienes lo padecen.

En un contexto de múltiples crisis, Milei usa este tipo de estrategias de legitimación para presentar las políticas que promueven la justicia social y los derechos humanos como responsables de los malestares subjetivos que genera la crisis, y ha logrado con relativa eficacia despertar adhesión hacia posiciones ideológicas autoritarias . Y además es condecorado fuera de Argentina.

Como escribe el periodista argentino José Steinsleger, Adela Cortina en su libro Aporofobia: el rechazo al pobre. Un desafío para la democracia expresa que en las democracias modernas la aporofobia invisibiliza a cierto sector de la población, sin necesidad de eliminar el cuerpo físico, pues lo que se elimina es el cuerpo identitario. Y el vector que inocula aporofobia en la sociedad son los discursos de odio. Milei está cumpliendo lo que prometió. Además de cruel y aporófobo, el liberticida de la libertad padecería de alexitimia, término que en la clínica médica denomina a los que recurren a la acción y destruyen todo, para evitar o solucionar los conflictos.

 Hay un libro recientemente publicado en Argentina titulado El goce la crueldad. Argentina en tiempos de Milei.  Su lectura es recomendable, ya que sirve para corroborar cómo se está imponiendo una política de crueldad. Tiene los siguientes capítulos: "Ningún pibe nace Milei", de Juan Luis González; "Milei, un necropresidente. El goce de dañar" de Carlos Rozanski; "La celebración de la crueldad" de Huco Presman; "La crueldad que nos gobierna", de Dora Barrancos; Trilogía de Santiago Lavin; "La Libertad Avanza y el goce de la crueldad" de Nora Merlin; "El desafío ético ante un Gobierno que promueve abiertamente las pasiones tristes" de Enrique Carpintero; "Entre el dolor y la furia" de Alfredo Grande; "Lo nazi y el neofascismo del siglo XXI" de Julián Varsavsky; “Cartas crueles de Francisco “Paco” Olveira; “Entramar lo humano ante los goces de la crueldad” de Julieta Calmels; “Notas sobre la pasividad argentina. Sobre asumir la propia crueldad o entregarse como objeto de sacrificio  en el goce del Otro” de Sergio Zabalza; “El fascismo ya es mafia” de Rocco Carbone.

Me fijaré en uno de sus capítulos “ Milei, un necropresidente. El goce de dañar", donde Carlos Rozanski cuenta cómo los millones de kilogramos de alimentos acumulados en el Ministerio de Capital Humano, retenidos por decisión del presidente Milei, agravan la situación de indigencia de los sectores más necesitados de la comunidad, que requieren que lleguen a los comedores. Esta situación, mantenida pese a las advertencias judiciales recibidas por la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, muestra la catadura moral, plena de crueldad, con su correspondiente goce de Milei. A la vez ante tanto sufrimiento acumulado aparecen imágenes chabacanas  de encuentros televisivos de Milei y sus ocasionales parejas, besándose apasionadamente y simulando un estado de felicidad que solo los alcanza a ellos y a sus cómplices. Milei está causando una tragedia social para la que previamente ha definido quiénes vivirán y quienes morirán. Es un ejercicio claro de necropolítica, concepto creado por el camerunés Aquiles Mbembe, que es una suerte de tecnología del poder, cuyo objetivo es la regulación de las poblaciones a través de la producción de sujetos disponibles y desechables. En Argentina, de no ponerse coto, Milei con el delirio de ser un enviado de Dios, logrará reemplazar el modelo actual de Estado democrático e inclusivo, por uno solo integrado por lo que los libertarios llaman gente de bien; blanca, rubia y de ojos celestes; libre de peronistas, zurditos, LGBTQI+ y personas viejas o con discapacidades. Lo más grave, siendo ya suficientemente grave lo descrito es que esta actuación cruel, sádica es jaleada por una parte importante de la sociedad argentina. Es eso que algunos sociólogos llaman “solidaridad negativa”, la idea de que hay dispuestas personas a pasarlo mal siempre, cuando el que está al lado se encuentre igual de mal. Y si está peor, perfecto, porque siempre hay un grupo dispuesto a acompañar al líder que garantice este estado de situación. Al respecto me parece muy oportuna la siguiente reflexión. Géraldine Schwartz autora del libro Los amnésicos. Historia de una familia europea ha explicado que los Mitläufer- los simpatizantes, término que describía a quienes se dejaron llevar por la corriente, aquellos que solo participaron nominalmente en el nacionalsocialis­mo, contentándose con pagar las cuotas y acudir a las reuniones obligatorias de partido-  son quienes, por ofuscación, por indiferencia, por apatía, por conformismo o por oportunismo, se convierten en cómplices de prácticas e ideas criminales. Géraldine ha querido mostrar que lo que está en el origen de los peores crímenes de la humanidad es la indiferencia. Ella asegura que los verdaderos perseguidores, los verdugos, los monstruos en general son pocos. Y siempre nos interesamos por los monstruos, o por los héroes, o por las víctimas. Pero la mayoría de las personas no se identifican con ninguna de estas tres categorías, que solo conciernen a una minoría. Los mitläufers son una masa de personas que, por su número y de manera más o menos pasiva, pueden consolidar un régimen criminal. De régimenes crueles no solo son responsables los políticos, también la sociedad por su pasividad e indiferencia.

Pero, alguno pensará que Argentina está muy lejos. Esa política de crueldad también es extensible a esta España nuestra. Como he comentado antes la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso condecoró a Milei. Ambos han dicho que la “justicia social” es una aberración. No quiero insistir de los 7.291 ancianos/as muertos en las Residencias de Madrid. Durante la pandemia existieron los protocolos de la vergüenza (PV) en la Comunidad de Madrid (CM), que eran de obligado cumplimiento para todo el personal dependiente de Sanidad. Produce auténtico pavor el pensar en la muerte que tuvieron algunos de estos ancianos, al no ser llevados a los hospitales. Este hecho lo han denunciado. El periodista Manuel Rico en su libro ¡Vergüenza! El escándalo de las residencias menciona los PV de la CM, que, según Médicos Sin Fronteras, provocaron que algunos ancianos «encerrados bajo llave, golpeaban la puerta o se dejaban morir». El  libro Morirán de forma indigna de Alberto Reyero, exconsejero de Políticas Sociales de la CM por Cs tiene como portada una esquela, acompañando al título de por sí ya impactante. Repasa las directrices seguidas en uno de los mayores escándalos de nuestra historia política, al dejar tirados a miles de personas abandonadas sin atención médica. Reyero ya criticó, durante la primera ola de la pandemia, los PV de la CM. De ellos dijo que le parecían poco éticos y posiblemente ilegales, y por estos desacuerdos morales con las decisiones del Gobierno de la CM, presentó su dimisión como consejero, el 2 de octubre de 2020. El  26 de septiembre de 2022 en la Cadena Ser en el programa de Hora 25, Aimar lo entrevisto durante 26 minutos. Su audición estremece. Mas, no quiero citar las frases dirigidas en la Asamblea de Madrid por Isabel Díaz Ayuso a las víctimas. ¿Cómo calificarlas? Ustedes mismos. Yo las califico como palabras plenas de crueldad.

Y ,¿cómo calificar la actuación de Mazón con las 228 muertes de la Dana? Ustedes mismos. Les dejó que la califiquen con un calificativo. Yo lo tengo claro. Una política de crueldad.

El panorama es desolador. Por ello, son muy oportunas las palabras del filosofo E. M. Cioran, de su libro Breviario de podredumbre (1972): «Mi alma se entristece en este mundo en que los hombres viven para hacerse infelices los unos a los otros. ¿Cómo es que todavía hay hombres que pueden respirar después de haber sembrado la desolación? (…) ¡Y cuando uno piensa que en este mundo hay hombres que pueden dormir mientras otros sufren por su culpa…!».

La nueva política de la crueldad
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