Después de que Emiliano Rivera, uno de los usuarios del centro de día para mayores situado en el barrio capitalino de Titteroy, denunciara a esta redacción la “precaria” situación en la que, a su juicio, se encuentra el centro, los responsables del mismo no han tenido reparo alguno en abrir sus puertas para “Crónicas” y mostrar con todo lujo detalle su funcionamiento diario.
El director del centro, Felipe Díaz Pío, junto con la trabajadora social, Greta Ramos, explicaron que el centro de día cuenta con unos 3.300 socios, y que al mismo acuden a diario entre 250 y 300 ancianos, todos capaces de valerse por sí mismos, y que deciden pasar horas en la sede de manera voluntaria.
Los representantes del centro indicaron que en él trabajan a diario un animador sociocultural, dos ordenanzas, dos limpiadoras y el personal de cafetería, junto a la trabajadora social y el propio director. Éstos colaboran en los dos talleres de manualidades -uno subvencionado por La Caixa y otro por La Caja-, gimnasia, entrenamiento de la memoria, informática (local que cuenta con unos 10 equipos de novedosa tecnología), los bailes y play-backs que se organizan cada sábado y que se financian, las cuatro canchas de bola, y la zona de la barbacoa, entre otras actividades que se desarrollan en el amplio centro.
La tormenta Delta, explicaron, dejó sus secuelas en las partes externas del recinto y en ciertas verjas.
El centro de día se ha quedado al parecer sin jardinero, pues dos de los ancianos que se dedicaban voluntariamente a la materia fallecieron recientemente. Los responsables del centro reconocen que lo ideal sería construir un nuevo edificio más moderno, pero aseguran que con el actual presupuesto el centro funciona bastante bien, a pesar de contar con varias carencias.
En cuanto al presupuesto, éste está dotado tanto por el Gobierno autónomo de Canarias como por el propio Consistorio capitalino. Sólo para el mantenimiento, los servicios de limpieza y la continuidad de las actividades que se desarrollan en el centro, la Dirección General de la Consejería de Servicios Sociales del Gobierno autónomo de Canarias destina 47.000 euros.
Además, la propia Corporación capitalina aporta 20.000 euros anuales. Hace unos tres años se incorporó a las instalaciones en desuso del centro una especia de guardería para bebés y menores de familias en algún tipo de situación problemática. Los trabajadores del centro ven este aspecto como algo positivo, pues aseguran que la convivencia se hace más amena e incluso llegan a participar mayores y menores de las mismas actividades.
Una de las quejas de Emiliano Rivera, quien aseguró que el centro adolecía de condiciones higiénico-sanitarias dignas, quedó totalmente desmentida tras la visita.
Al amplio salón de actos se acaba de sumar una nueva cocina este año, y muy pronto se reconstruirá la piscina que en su día tuvo el centro. De hecho, aseguran que ya está presupuestado el proyecto.
En definitiva, un centro de grandes dimensiones, con más de 20 a sus espaldas y en el que, teniendo varias carencias como tiene,se prefiere invertir, según dicen sus responsables, en el entretenimiento de los mayores antes que en pintura o en una verja algo descolorida.
